miércoles, marzo 07, 2007

Entrevista a Mariano Silva, destacado crítico chileno de cine

... una voz que sabe lo que dice...



Mariano Silva



Uno de los críticos de cine más respetados del medio chileno, e integrante además de la SIGNIS, me concedió esta entrevista que tuvo un doble propósito, por un lado saber más sobre la asociación internacional SIGNIS-OCIC, a la cual pertenece, y por otra parte, comentar lo que fue la 79 edición de los premios de la Academia, el Oscar 2007.

Los dejo ahora con la entrevista a este gran académico y crítico de cine, una de las opiniones que más pesa a la hora de efectuar balances en materia cinematográfica:



SIGNIS y Cine Bíblico



¿Cuál es exactamente la función de SIGNIS (Asociación Católica de Comunicación), que antes se conoció como OCIC (Organización Católica Internacional de Cine)?, ¿Prima el concepto de ‘católico’, o bien el fomento de valores universales al momento de evaluar una propuesta cinematográfica?

Cuando la Iglesia Católica se dio cuenta de la importancia del cine como un instrumento maravilloso para formar, o deformar, las conductas y costumbres de la gente en todos los confines de la tierra, comprendió que tenía que preocuparse que este instrumento debía utilizarse para crear obras para el bien de la Humanidad. El primer texto que se publicó fue una reflexión sobre el particular, que publicó S.S. Pío XII el 21 de julio de 1955, llamado “Del Film Ideal”. De allí surgió la idea de que comunicadores católicos crearan la Organización Católica Internacional del Cine (OCIC). En el documento de mi creación se explica lo mismo con más detalles. Ahora bien, hace tres años se citó a una gran asamblea de comunicadores cristianos en todas las especialidades (Cine, Radiodifusión, Televisión y Prensa Escrita), de más de cien países afiliados, para que se integren mundialmente en una entidad que los incluya a todos. Así nació SIGNIS. Entre otras ideas humanistas, sobresalen con fuerza los conceptos de una cultura del Diálogo y el Amor en las relaciones entre los hombres, y de ellos con el poder, la única manera de lograr para toda la Tierra y el Universo el mundo de la Paz.


¿Cómo complementas tus actividades de académico, y crítico de cine, formando parte de SIGNIS?

Mis actividades de académico, crítico, periodista, humanista, jurado, se potencian con gran energía, y los principios de SIGNIS ayudan a comprender que es la manera de hacer las cosas, además de la fortaleza del compromiso y el respeto con los demás.


¿Percibes a la "época dorada" de Hollywood como la que más promovió los valores del cristianismo, gracias a clásicos como "Ben Hur" de William Wyler (1959), "Quo Vadis" de Mervin Leroy (1951), o "La Historia Más Grande Jamás Contada" de George Stevens (1965)?

Eso hay que remarcarlo, porque los valores del cristianismo y otras religiones han destacado la necesidad de respetar los principios sanos de las civilizaciones, y que el alma y la casa del hombre esté sin mácula. Las películas del llamado 'Cine Bíblico', es otro género más que también ha mostrado la importancia de las virtudes del hombre, de la vida de Jesús, los patriarcas y sus revelaciones históricas. Lectura obligatoria, mi artículo “Cristo en el Cine”, publicado en la revista Media Development, en Londres, a fines de 2005.


OSCAR



¿Crees que el público chileno le está dando cada vez más la espalda a los Oscar, o piensas que éste sigue siendo nuestro mayor referente al momento de asistir a las salas o arrendar una copia?, ¿Menospreciar a la estatuilla dorada frente a Cannes, Berlín o el Sundance responde solo al esnobismo y la pose alternativa de algunos?

Para contestar esta pregunta hay que establecer que el “Oscar” es un galardón gremial con el que la gente de la industria de Hollywood se da a sí misma. Es un reconocimiento a obras y personas que destacan tanto la calidad artística y la potencia que permite que el cine sea una expresión, además de ser un testimonio artístico es un espectáculo para millones. Por eso el premio es una llamada a no perderse el ejemplar destacado con la estatuilla más deseada de la cinematografía. Quien menosprecie el “Oscar” puede cometer la falta de rechazar películas magníficas, debido que a pesar de tratarse de un premio gremial, ha tenido la tendencia que las películas y personas premiadas son verdaderas obras señeras de la cultura y testimonios regocijantes del arte de las imágenes en movimiento.

Por otra parte, menospreciar el “Oscar” al compararlo por otros galardones fílmicos (Cannes, Venecia, Berlín, Sundance) es absurdo, porque dichos eventos tienen fundamentos particulares de acuerdo con los conceptos y propósitos con que observen para considerar una obra fílmica, como ejemplo, Sundance es un festival para destacar “el otro cine”, distinto en medios, miradas y cánones a los de Hollywood.


Este año “Babel” figuraba como gran favorita, sin embargo el ‘factor Scorsese’ pesó demasiado a la hora final. ¿Son válidos argumentos como recaudación en la taquilla, o años de frustraciones del director, para entregar el trofeo máximo a una producción? El mexicano González Iñárritu habló derechamente de una ‘necesidad furiosa’ para que ganará el director de “Toro Salvaje” y "Taxi Driver".

Comparar a “Babel” con Scorsese y “Los Infiltrados” es una característica ineludible del Oscar, porque hay que premiar una película de cinco y los votantes deben seleccionar la que tiene más votos. No quiere decir que las otras sean malas.


El 2006 el triunfo de "Crash", de Paul Haggis, despertó innumerables críticas, tanto que varios de sus defensores prefirieron callar frente al repudio mayoritario. El 2005, por otra parte, la mayoría aplaudió de pie el triunfo de "Million Dollar Baby" de Clint Eastwood, pero finalmente "Sideways" de Alexander Payne la superó en casi todos los recuentos de ese año. ¿Crees que es demasiado riesgoso abanderizarse por la cinta ganadora de la Academia, desoyendo la opinión del respetable?


Esto de la más es un síndrome que tú lo describes muy bien en esta segunda parte de tu pregunta. A mí me gustaba “Crash” (notable) en 2006, en cambio en 2005 mi candidata era “Million Dollar Baby”, de Clint Eastwood. Eso sucede simplemente con quienes son los votantes.


Juguemos a ser generales después de la batalla. Obviando el historial de fiascos que ostentaba Scorsese, porqué crees además que “Babel” y “Letters from Iwo Jima” fueron vapuleadas por “The Departed”, siendo que eran sus más sólidas competidoras.

Me estás haciendo jugar a votante. Te diré que mis candidatas eran “Los Infiltrados” y “La Conquista del Honor” (que no fue nominada a Mejor Película), por su estructura narrativa, la visión de los personajes y la mirada documental, que daba a cada una de esas películas fisonomía de absoluta verdad con una energía visual y dramática maravillosa.



¿”The Queen” y “Little Miss Sunshine” tenían méritos suficientes para estar en la quina a Mejor Película?

En efecto, “The Queen” y “Little Miss Sunshine” tenían méritos suficientes para estar en cualquier nómina de la competencia, pero volvemos al argumento hay que elaborar una quina, y las películas mencionadas estaban en la quina, pero la mayoría de los votantes dieron más votos a “Los Infiltrados”.


Cuál es tu opinión sobre los actores y actrices que resultaron ganadores este año, es decir, Forest Whitaker, Helen Mirren, Alan Arkin y Jennifer Hudson. ¿Realmente fueron mejores que Di Caprio, Cruz, Murphy y Barraza, los otros favoritos?

Nada tengo que criticar en la elección de los ganadores, porque en esta etapa del Oscar, habían buenos actores y actrices, todos con excelentes carreras, especialmente Forest Whitaker y Helen Mirren.


Este año 2007 el prestigioso Festival de Berlín abrió sus fuegos con la película francesa "La Vie en Rose", con Marion Costillard dándole vida a la mítica Edith Piaf, y por otro lado, en los Oscar de este año otras dos caracterizaciones se alzaron como ganadoras, Whitaker como el ex dictador Idi Amin y Mirren como la Reina Isabel II, respectivamente. ¿Darle vida a figuras mundialmente conocidas se volvió la tónica para obtener el reconocimiento, y de paso, los trofeos más mediáticos?


Es una situación que se reconoce en los tics del Oscar, los personajes históricos, sea por elogio o sátira, son carne de estatuilla, especialmente los criticados por testimonio y comportamiento. El hecho que Helen Mirren fuera la hierática Isabel II, y Forest Whitaker el sanguinario dictador africano Idin Amin, era un axioma de que efectivamente se llevarían el trofeo para sus respectivos hogares.


Siendo bien honestos, ¿Tenemos alguna chance como chilenos de colocar una de nuestras producciones en la quina a mejor film extranjero, o el Oscar es simplemente una monumental inversión de marketing, con lo cual quedamos automáticamente fuera?

Siendo honestos, es muy improbable. Pero con las nueva fuerza, recursos y miradas, varios realizadores chilenos que han aplicado una muy buena fórmula para lograr producciones respetables... ¿por qué no?


Finalmente, un breve Ping Pong, lo primero que se te venga a la mente:


OSCAR =Oscar.

BERLÍN =Turno de la decisión germana.

CANNES =Cerebro francés doblegando al práctico yanqui.

CINE CHILENO = A lo mejor una estatuilla.

CINE BÍBLICO =
Hasta ahora ha bastado La Biblia.

CINE ARTE = Es una forma de reunirse para ver buen cine. El cine es un arte.

CINE LATINOAMERICANO = Del subdesarrollo a pasarse rollos.

SUPERPRODUCCIONES = La muerte de los dinosaurios.

CRÍTICOS DE CINE =Una raza culpable de muchos excesos, pero...


Mariano Silva



Muchas gracias Mariano por esta valiosa entrevista.




A continuación, para reforzar lo que ya hemos conocido sobre la SIGNIS-OCIC, les dejo un artículo elaborado por el propio Mariano Silva, en relación a explicar qué es exactamente esta asociación, así como su objetivo.




QUÉ PREMIA Y POR QUÉ PREMIA LA OCIC

La presencia de la filial chilena de la Organización Católica Internacional del Cine (OCIC), representada por miembros especializados, ha sido muy importante en diversos eventos fílmicos nacionales y, en los cinco Festivales de Video Aficionado, con convocatoria a todo el país, organizados por el Departamento Cultural de la I. Municipalidad de El Bosque. Aparte de ser una opinión autorizada, las distinciones a obras audiovisuales otorgadas por OCIC, tienen el destacado privilegio de permitir a una obra chilena instalarse con el carácter de un reconocimiento internacional, gracias a la difusión que provee OCIC a través en sus catálogos, congresos, muestras y otras comunicaciones, al incluir título, autor, país y otros datos de las obras distinguidas con su galardón. Un ejemplo de ello, en el nivel profesional fueron los premios otorgados en 1998 al documental “Fernando ha vuelto”, de Silvio Caiozzi, y al largometraje “No tan lejos de Andromeda”, de Juan Vicente Araya, ambos cineastas chilenos, en los festivales de cine de Valdivia y de Viña del Mar, respectivamente.

BREVE HISTORIA DE LA OCIC

Desde que el cine irrumpió en la cultura del mundo en 1885, la Iglesia puso atención a la presencia del invento y a las consecuencias que tendría para la sociedad de este siglo. Comenzó a vigilar sus productos para determinar en qué forma afectarían la vida y la espiritualidad del hombre. Al principio, tal observación sólo constituía una posición de alerta ante una actividad que tenía algo de pagano y que se hacía cada vez más penetrante y masiva, es decir, más peligrosa. Pero luego la preocupación de los pastores de almas se interesó en una característica fundamental del cine, que fue muy bien precisada por S.S Pío XII, el 21 de Junio de 1955 en su vital y celebérrimo texto dirigido a la industria cinematográfica italiana, muy justamente llamado “Del Film Ideal”. El Papa manifestaba en una frase clave del inicio de su documentada alocución a los profesionales del cine su “preocupación por la suerte de tantas almas sobre las que el cine ejerce una influencia tan profunda”.

Acorde con este principio, y mucho antes del discurso del Papa, en 1928, el canónigo holandés Brohée - con ocasión del Congreso de la Unión Internacional de Asociaciones Femeninas Católicas, celebrado en La Haya - fundaba una Oficina Católica Internacional del Cine (OCIC). Posteriormente el término “Oficina” se reemplazó por “Organización”. Desde ese momento la OCIC es una fundación internacional que agrupa instituciones cinematográficas católicas oficialmente reconocidas por la jerarquía eclesiástica de cada país, con el propósito de ayudarlas en su labor y emprender, en conjunto con ellas, las tareas que se refieren a orientar sobre los valores del cine en el ambiente nacional.

Desde entonces, y a través de diversas actividades coordinadas con los estamentos del Vaticano y de los respectivos países miembros, la OCIC funciona bajo la tutela de su Consejo General con sede en Bruselas, ampliando sus preocupaciones a nivel nacional y mundial. Esto va desde la entrega del Premio OCIC con acreditación en los más importantes festivales de cine (el primer premio se entregó en 1947), como los de Cannes, Venecia, Berlín, San Sebastián y Mar de Plata, hasta la presencia constante en el apostolado del cine, tendiendo principalmente a fomentar la inclusión destacada en las películas de valores artísticos, culturales, sociales y los de solidaridad con los postergados del bienestar y los privilegios. Como ejemplo de los valores que existen y se potencian en las películas pueden mencionarse verdad, solidaridad, justicia, paz, compromiso con los humildes, buenas causas, dignidad de la familia y los afectos. En definitiva, toda esta visión y estrategia vivifica el diálogo entre la Iglesia y el cine profesional de todo el mundo.

Mediante la creación de textos especializados, seminarios, congresos, encuentros con los profesionales de la creación audiovisual, distinciones y otras actividades relacionadas con sus objetivos, OCIC ha demostrado con creces durante más de cincuenta años su incansable labor para destacar la importancia del cine de valores humanos, sinónimo de valores cristianos, con su acción en todas las naciones. No es una organización prohibitiva y/o punitiva, sino que orientadora, por lo que su quehacer está muy distante de cualquier estrategia o intención de censura.

Existe un texto muy útil, además de otros documentos permanentes del Vaticano sobre cine y comunicaciones, para conocer las actividades y justificación de la OCIC de cara a la creación cinematográfica mundial. Dicha publicación es “La Iglesia y el Cine”,de Salvador Muñoz Iglesias, editado por el Centro de Estudios Cinematográficos en 1958.



La presencia de OCIC en Chile data de 1962, con posterioridad al concilio Vaticano Segundo, donde con un gran sentido de apertura ante los nuevos tiempos que vivía el mundo (“Abramos las ventanas de la Iglesia para que entre aire puro”, según la intención del Papa Juan XXIII), la jerarquía eclesiástica nacional se sensibilizó acerca de da las positivas labores que podría ejecutar una filial de la OCIC en nuestro país. Se llamó para su creación al recordado Pbro. Ismael Errázuriz, quien al constatar que la anterior presencia de la Iglesia Católica chilena ante el cine era de carácter negativo, prohibitivo y sancionador, decidió establecer una “Oficina” apoyándose en los postulados difundidos por el concilio. Determinó que tal iniciativa debía privilegiar la formación de sus miembros, adiestrándolos para que estuviera en condiciones de destacar con conocimiento y responsabilidad el “cine de valores”. Estos grupos, a su vez, formarían el núcleo directivo-operativo de la Oficina Nacional de Cine, dependiente de la jerarquía en cuanto a doctrina y apoyo, pero consagrando la independencia laica en lo concerniente a la administración, funciones y criterios de apreciación del cine en relación con los valores de la moral cristiana. Como ejemplo podría mencionarse que se aconsejaba preferir el arte sobre la chabacanería, la verdad sobre la mentira, la denuncia de las contradicciones de la sociedad humana sobre la celebración de sus debilidades morales. En suma, había que destacar y recomendar aquellos filmes que se basaban en una tetralogía: arte, verdad, dignidad y solidaridad. No es difícil notar que en estos valores está la luz del verdero cristianismo y no en el concepto de censura.

Desde 1962, OCIC CHILE ha estado presente en diversas actividades nacionales y mundiales. Sus miembros han sido jurados en festivales de diferentes objetivos y categorías. Se han editado múltiples publicaciones acerca del cine da valores cristianos y artísticos y de formación del espectador. Ahora, ampliado hacia la totalidad de la creación audiovisual, se cuenta con una larga tradición de cine-foros y cursos en poblaciones marginales (muchas por inspiración del Plan de Niños de la OCIC), recuérdese sobre el particular el documento “Cien niños esperando un tren”, de Ignacio Agüero, sobre clases de Alicia Vega. También se han efectuado congresos, encuentros con los profesionales del cine, asesorías a la jerarquía, charlas en establecimientos educacionales, etc. Por su parte, la autoridad eclesiástica ha estado en permanente contacto (ahora con la coordinación de CENCOSEP) con las actividades de la OCIC en Chile, pero ha estado dirigida por laicos desde 1963, todos expertos en cine, comunicaciones y educación: Filma Canales (1963-1965), Mariano Silva (1965-1980), Alicia Vega (1980-1989), Patricio Young (1991-1993), Roberto Tapia (1993-1999), Mariano Silva (1999-2002), Roberto Tapia (2002-2004) y Mariano Silva, dn calidad de interino (2004...).

Un dato que ilustra la importancia de la labor de OCIC en Chile se refiere al hecho de que organizó en 1964 y 1965, en conjunto con el Instituto Fílmico de la Universidad Católica de Chile, un completo curso de Formación Cinematográfica de cuatro semestres. De allí egresó gran parte de quienes renovaron la crítica y la docencia de cine en el ámbito nacional, renovación cultural paralelo a la instauración del nuevo cine chileno a partir de los años sesenta.


MARIANO SILVA