Los Infiltrados
RATAS AQUÍ Y ALLÁ
Cuando tuve las primeras noticias de esta nueva película del estadounidense Martin Scorsese, Los Infiltrados, tuve la inmediata certeza que sería imposible dejar de relacionar este débil año 2006, en cuanto a cine norteamericano, con la nueva ‘moda’ que comienza a adueñarse de los grandes estudios de ahora en adelante. Si para lograr sobresalir nuevamente en una industria donde el cine de policías, vendettas, fuego cruzado y sangre por doquier ya no tenía mayores visos de innovación, lo más lógico era mirar para el lado, en este caso, más allá del gran océano que nos separa de nuestros vecinos de piel amarilla. Sí señores, porque a pesar que algunos ya consideran superior a esta cinta de Scorsese que a su mentora, la hongkonesa “Juego Sucio”, el solo hecho de haberse basado en su guión nos da la primera señal de alerta. Hollywood parece haber comprendido de una buena vez que la obviedad de un “Arma Mortal” o un “Duro de Matar” apenas podía seguir sosteniéndose en el tiempo.
Retrocediendo a lo que fueron sus “Pandillas de Nueva York” (2002), Scorsese nuevamente pone a dos mundos en disputa por demostrar cuál es superior al otro, sin mediar escrúpulos o reglas que debieran respetarse de antemano. Y aunque es obvio que otra vez este cotizado director pondrá su nombre entre los favoritos del aclamado Oscar, quizás para darle el palo al gato después de varias decepciones, lo cierto es que su idea de basarse en una historia violenta, siniestra en varios pasajes, pero en ningún caso predecible y plana, ya le está reportando buenos dividendos. En crítica al menos.
“Los Infiltrados” mantiene esa línea argumental que fácilmente la delata, como inspiración al menos, a lo que es el cine de Oriente, específicamente dentro del género de acción e historias retorcidas. Sin embargo, el guionista William Monahan, más allá de acomodar la trama a lo que son las luchas entre policías y mafiosos en los bajos mundos de Massachussets, tuvo el mérito junto a Scorsese de hacer una excelente adaptación que a los pocos minutos logra atrapar los sentidos y sumir al público en una suerte de historias que van entrelazándose poco a poco, hasta concluir en un epílogo al más puro estilo de una “Old Boy”, del coreano Park Chan-Wook
Billy Costigan (Leonardo DiCaprio) es un joven aspirante a policía, sin embargo, carga con un historial familiar que tarde o temprano le jugará en contra, ya que sus lazos sanguíneos lo unen con peligrosos delincuentes de Boston. Sin embargo, el capitán Queenan (Martin Sheen) y el sargento Digman (Mark Wahlberg), tras basurearlo e indicarle que jamás sería policía gracias a su árbol genealógico, terminan por reclutarlo para que se infiltre en el grupo de Frank Costello (Jack Nicholson), el más importante mafioso de la ciudad, a quien por años no han podido atrapar, ya que sospechan que también tiene infiltrados en el departamento de policía. La misión de Costignan será descubrir a ese contacto y hacer caer a Costello en el lucrativo tráfico de armas.
Sin embargo, la contraparte de Costignan, el promisorio policía de Investigaciones Especiales Collin Sullivan (Matt Damon), resulta un hueso difícil de roer, puesto que al ser él quién está informando a Costello de los planes de sus superiores, su vínculo con el personaje de Nicholson es bastante más fuerte que el de un simple informante, ya que Sullivan lo conoce desde pequeño, edad en la que el violento mafioso sembró los correspondientes antivalores en su personalidad. Por otra parte, Costignan y Sullivan no se descubrirán el uno al otro hasta bien avanzada la trama, siendo este un punto muy bien logrado, ya que además de oficiar como ‘ratas’ infiltrándose en la mafia y la policía respectivamente, ambos comparten los favores de una misma mujer.
Aunque algunos ya han vuelto a hablar de la magistral interpretación del estadounidense Jack Nicholson, la verdad es que siendo el único capaz de hacerle sombra a la gran actuación de Leonardo DiCaprio, por momentos se le ve demasiado sobreactuado en el papel de Costello, mezclando dureza y sadismo con un irritante humor negro. Si por actuaciones de trata, por lejos el héroe de “Titanic” es el que se lleva todos los elogios, dejando al otro protagonista, Matt Damon, y a los experimentados Martin Sheen y Alec Baldwin en un segundo plano. Sin embargo, lo más rescatable de “Los Infiltrados” es el guión, que unido a una edición que irremediablemente hace recordar al cine de acción de Oriente, no aburre en ningún momento dentro de las dos horas y media de duración. Todo lo contrario a lo que sucedió con la eterna y sobrevalorada “El Aviador”, también de Scorsese.
Y aunque sigo prefiriendo dentro de este género a la francesa “El Muelle”, de Olivier Marchal, Martin Scorsese fue inteligente y se anota con un gran título para este año 2006 en materia de cintas policiales y de acción, independiente si no logra terminar con su mala racha en los Oscar en marzo próximo. Con un ritmo ágil y cautivante, “Los Infiltrados”, más allá de ser un remake del cine chino y de todo el marketing que Hollywood sabe desplegar, es otro de los títulos que difícilmente pueden dejarse pasar dentro de la cartelera, siendo prácticamente su único punto en contra la innecesaria imagen final, con la rata deambulando por la ventana, un simbolismo que resultó estar de más para explicar el término con que la mafia se refiere a los policías que se introducen en su seno. La película ya lo había dejado sumamente claro.
Excelente
Ficha Técnica:
Nombre: Los Infiltrados (The Departed)
Género: Thriller Policial
Dirección: Martin Scorsese
Guión: William Monahan. Guión inspirado en la película "Juego Sucio” ("Infernal Affairs"), de Andrew Lau y Alan Mak.
Reparto: Leonardo DiCaprio, Matt Damon, Jack Nicholson, Mark Wahlberg, Martin Sheen, Alec Baldwin, Ray Winstone, Vera Farmiga, Anthony Anderson, Kevin Corrigan, James Badge Dale
Producción: Brad Pitt, Brad Grey y Graham King
Fotografía: Michael Ballhaus
Montaje: Thelma Schoonmaker
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Duración: 152 minutos
Año: 2006
Link: http://thedeparted.warnerbros.com/
Trailer