lunes, abril 23, 2007

Menú de Clásicos

... el poder de la vigencia...


CLÁSICOS DE CUATRO DÉCADAS






Un cordial saludo a todos los lectores.

Luego de más de un mes de ausencia he querido volver a las pistas jugando a ganador, por más oportunista que pudiese parecer, ya que las cuatro cintas seleccionadas están consideradas dentro de las mejores en su género.

A continuación, y atendiendo a un viejo pedido de algunos lectores, les dejo mis impresiones sobre cuatro cintas que ya son todo un clásico para nosotros, tres de ellas estadounidenses y una chilena, esta última realizada hace solo tres años.

De distintos géneros, y habiendo cronológicamente dos décadas entre una y otra, espero poder darle en el gusto a quienes se interesen por estos comentarios:



CIUDADANO KANE
Orson Welles
Estados Unidos
Año 1941







¿QUÉ FUE DE BABY JANE?
Robert Aldrich
Estados Unidos
Año 1962







EL ENTE
Sydney J. Furie
Estados Unidos
Año 1982







MACHUCA
Andrés Wood
Chile y España
Año 2004





Como siempre, quedan cordialmente invitados a opinar...



PD: Ojalá ningún tontito(a) quiera imitar a alguno de estos personajes, tal como el surcoreano que se fascinó con "Oldboy" y... bueno, ya saben lo que pasó.

Ciudadano Kane - Todo Por Rosebud'

... Esta es una obra mayor, mucho más que un mero clásico, aquí estamos hablando derechamente de un nuevo concepto de cine, que tanto en su época como a través del tiempo ha marcado a generaciones...


Ciudadano Kane
(Citizen Kane)


TODO POR ROSEBUD





Escribir sobre un clásico del cine no es una tarea fácil, más aún cuando sobre esta cinta se ha escrito y se ha dicho de todo, pero bien vale la pena detenerse y darle una mirada un poco distinta a uno de las obras más importantes de la cinematografía mundial, ya que desde su estreno en las salas estadounidenses, en aquel lejano año 1941, provocó un vuelco en la manera de hacer cine, lo que en buenas cuentas significó un antes y un después desde Ciudadano Kane, la primera y más impresionante de las películas escritas y dirigidas por el mítico Orson Welles, el mismo cerebro detrás de otro clásico llevado al cine, “La Guerra de los Mundos” de 1939, aunque en esta última solo ofició como actor.

Basada en la historia de un magnate de las comunicaciones de aquella época en el gran país del norte, Welles se inspiró en el controvertido William Randolph Hearst para presentar una historia cuyo comienzo transita por enigmáticos pasadizos, algunos de ellos cercanos al género policial, pero que de pronto pasa a ser casi como un documental sobre la vida del protagonista, el ciudadano Charles Foster Kane (Orson Welles), para derivar posteriormente en una intrigante búsqueda por descubrir la historia personal de este polémico hombre, cuya muerte inspira esta investigación, así como la última palabra que se le oyó segundos antes de su deceso: “Rosebud”.



Orson Welles puede ser efectivamente uno de los mayores genios de la primera parte del siglo XX en Estados Unidos, y si nos concentramos exclusivamente en su carrera cinematográfica, descubriremos que este actor, director, guionista y productor, que en 1941 solo contaba con veinticinco años de edad, le hace honor a estos pergaminos no solo por lo exitoso de su trabajo, sino porque en buenas cuentas tuvo la maestría de aportar con una nueva escuela en el arte de la dirección, mediante técnicas y narrativas que no se habían explotado con anterioridad, siendo este “Ciudadano Kane”, su ópera prima como director, la guía para nuevos directores que no escondieron su admiración por el legado de Welles.

Esta película, que aunque muchos no lo crean solo ganó el Oscar de ese año por mejor guión original, tiene además el gran mérito de ser una historia que no ha perdido vigencia con los años, ya que indagar en telarañas como las del poder, la arrogancia e incluso la corrupción, ligadas a una historia humana llena de intensidad, le han permitido a esta obra maestra del séptimo arte ser un patrón para cualquier historia contemporánea que quiera contarse, siempre teniendo como protagonista a algún poderoso, sea del ámbito que sea. Orson Welles pudo haberse cobrado viejas cuentas con William Randolph Hearst al momento de realizar “Citizen Kane”, pero por increíble que parezca, más que apuntar sus dardos contra el hombre que hasta intentó frenar la exhibición del film, Welles desnudó la historia de todos los Kane que pudiésemos imaginar.



Aunque la historia comienza con los últimos segundos de un hombre que muere cargando una esfera en una de sus manos, la que en su interior tiene una casa donde nunca cesa de nevar, el hecho de haber pronunciado “rosebud” tras expirar su último aliento, alentó a un grupo de periodistas a indagar y contar la historia de este Charles Kane. Primero se piensa en presentar su vida mediante imágenes del magnate en vida, así como de su fastuosa mansión llamada Xanadú y sus influyentes cadenas de diarios, radios y fábricas de las que era dueño. Sin embargo, luego de la escena de esta enigmática muerte, así como la de este breve documental en el cual se quiso presentar a Kane, Welles vuelve a dar un vuelco, para centrarse esta vez en la investigación sobre el protagonista y el significado de “rosebud”, esta vez mediante los más cercanos a Kane, incluyendo ex amigos, colaboradores y ex esposas.

Con técnicas que a comienzos de la década del cuarenta significaron toda una antiacademia a la hora de hacer cine, Welles mediante escenas con alto contraste a través de la iluminación, planos y profundidades de campo que acentuaron aún más ese estilo de cine negro, y por sobre todo, el inicio del concepto de “flash-back” para presentar al personaje central, convirtieron a la trama en todo un ejercicio visual e intelectual para el espectador, el que en definitiva tendrá que concluir qué tipo de ser humano es el que se le está presentando, tarea nada de fácil en realidad, ya que la complejidad de Charles Kane difícilmente lo convierte en víctima o villano de buenas a primera. Así opera la maestría de Welles, caracterizando soberbiamente a este hombre en diversas etapas de su vida, incluyendo su muerte al envejecer, como la de los demás actores que le dieron vida a su círculo más estrecho, destacando a la magnífica Agnes Moorehead como su madre en la infancia, Joseph Cotten como Jedediah Leland, ex amigo y crítico de espectáculos en su diario, y Dorothy Comingore, quien le dio vida a la rubia Susan Alexander Kane, su segunda esposa luego de haber sido su amante, y la causante además de su primer divorcio y el fin de su incursión en la política.



Aunque la definición de “rosebud” ha dado pie a innumerables interpretaciones, entre ellas que Kane podría ser un personaje ligado a los rosacruces, o que el término, tal como con Randolph Hearst tendría relación a la forma de los genitales de su amante, lo cierto es que para Kane el recuerdo de su infancia lo marcó para siempre, ya que esta fue la única etapa de su existencia en que realmente fue feliz, y estuvo libre de las tensiones y el dolor que la vida le deparó desde que fue forzado a abandonar a su madre para convertirse en un magnate. Sin pretender revelar qué significaba realmente esta misteriosa palabra, lo cierto es que la respuesta efectivamente está en esa casa donde la nieve lo cubre casi todo, incluido su apreciado trineo. Cuando Kane necesitó más que nunca de ese recuerdo, incluido el momento de su muerte, “rosebud” volvía a su mente para consolarlo.

“El Extraño”, “La Dama de Shangai” y “Sed de Mal” fueron solo algunos de los títulos que le siguieron a este “Ciudadano Kane”, pero lo cierto es que el constante Nº1 donde siempre es ubicada a la hora de escoger a la mejor película de todos los tiempos, no es pura o simple casualidad. Esta es una obra mayor, mucho más que un mero clásico, aquí estamos hablando derechamente de un nuevo concepto de cine, que tanto en su época como a través del tiempo ha marcado a generaciones. Podrá aburrir a cierto tipo de público, y podrá incluso despertar suspicacias entre los detractores del cine norteamericano, pero nadie pondrá en tela de juicio una obra que merece ser vista por todos aquellos que ven al cine como un arte, no solo como un pasatiempo. Orson Welles hizo su parte, y desde hace sesenta y seis años la visión del público y la crítica ha dado su veredicto, con el resultado ya conocido por todos.


Excelente





Ficha Técnica:

Nombre: Ciudadano Kane (Citizen Kane / The Citizen)
Género: Drama
Formato: DVD
Director: Orson Welles
Guión: Herman J. Mankiewicz y Orson Welles
Elenco: Orson Welles, Joseph Cotten, Dorothy Comingore, Agnes Moorehead, Ruth Warrick, Ray Collins, Everett Sloane, George Coulouris
Producción: Orson Welles, Richard Baer
Montaje: Robert Wise y Mark Robson
Música: Bernard Herrmann
Fotografía: Gregg Toland y Harry Wild
Vestuario: Edward Stevenson
Idioma: Inglés.
País: Estados Unidos.
Año: 1941
Duración: 117 minutos
Link: http://www.cineclasico.com/drama/kane/kane.htm




Trailer

¿Qué Fue de Baby Jane? - 'Un Ocaso Demencial'

... Los evidentes toques del cine oscuro de Hitchcock, los primeros planos y la musicalización de esta cinta no dejan espacio para dudas, respecto a que este título es uno de los mejores exponentes del cine gótico, en blanco y negro, que hizo famoso al Hollywood de aquellos años...


¿Qué Fue de Baby Jane?
(¿Whatever Happened to
Baby Jane?)


UN OCASO DEMENCIAL






Dos divas en duelo. Vaya manera de describir a una de las mejores producciones de la década sesenta, cuyo director fue el recordado Robert Aldrich, sin embargo esa es precisamente la mejor descripción que puede hacerse de este inquietante film, que no solo recreó el dolor y la agonía de dos ex estrellas infantiles, ahora retratadas en una dolorosa vejez, sino que además, complementó esta especie de paradoja del mundo del show bussiness norteamericano de principios del siglo XX, con un singular tinte de horror gótico que cosechó la admiración de millones de espectadores a partir del año 1962, fecha de estreno de ¿Qué fue de Baby Jane?, la película que devolvió al circuito comercial a dos legendarias actrices venidas a menos, Bette Davis y Joan Crawford.

De reconocida rivalidad mutua, aunque Bette siempre reconoció sentir envidia profesional por otra leyenda del cine, Katharine Hepburn, la verdad es que el difícil temperamento de ambas protagonistas, Crawford y Davis, fue el mejor caldo de cultivo para que ambos roles protagónicos fuesen representados de manera magistral por las dos divas, prácticamente la mejor explicación posible a la hora de evaluar las caracterizaciones de ambas, y que a la legendaria protagonista de “Jezabel” le significó su décima nominación como mejor actriz principal en los Oscar de ese mismo año .



Se dice que Joan nunca perdonó a la Academia por no ser considerada en dicha quina, como sí lo fue Bette, y siendo honestos, nadie podría culpar a esta esbelta actriz que dos décadas antes obtuvo dicho premio por “Mildred Pierce”, ya que en una faceta muy distinta al rol que encarnó la Davis en la cinta de Aldrich, precisamente como su víctima, lo cierto es que las dos actuaciones son un clase magistral de interpretación, y no solo para jóvenes actrices femeninas, sino para todo aquel que abrace la profesión de actor. Hubo encono entre ambas detrás de las cámaras, eso es indiscutible, pero sumado a la versatilidad y el talento que poseían el resultado fue más que predecible.

“¿Qué fue de Baby Jane?” es una tormentosa historia donde dos hermanas perdieron hace décadas la belleza y la gracia que las hizo ser estrellas a temprana edad. Sin embargo, ninguna de las dos pudo imaginar que un trágico suceso marcaría sus vidas para siempre, atándolas de por vida en una compañía mutua que está muy lejana de ser amable y fraternal, frustrándolas a las dos, Blanche Hudson (Joan Crawford) y Baby Jane Hudson (Bette Davis), al punto que esta última pierde la cordura con el correr de los años. Se dice que ella, estando borracha, arroyó con el coche a su hermana dejándola paralítica. Aunque ya muy tarde, la verdad de todos modos saldrá a flote.



Luego de algunas décadas, Jane oficia ahora casi como empleada de Blanche, preocupada de cocinarle, servirle y ayudarle ante su incapacidad física, pero con el correr de los años encubó un odio y un resentimiento que se fueron mezclando poco a poco con la no aceptación del paso del tiempo. Su aspecto es horrendo, ya que el maquillaje y el cabello teñido de rubio en vez de perpetuar la imagen de la niña estrella que alguna vez fue, ahora solo provoca repulsión en aquel rostro ajado por la vejez. Sumado a su afición por la bebida, solo consigue que su hermana Blanche intente deshacerse de ella, tratando de enviarla a un sanatorio, idea que también comparte Elvira (Maidie Norman), una empleada de raza negra que también comienza a intuir la insanidad mental de Jane.

Pese a la postración en que se encuentra Blanche, ella está conciente del deterioro mental de su hermana, pero los hechos se precipitan demasiado rápido para ella, puesto que Jane ya no solo dejó de sentir remordimientos por el daño que le provocó hace años, dejándola inválida, sino que ahora además, le hace saber que está enterada de sus planes para encerrarla en un manicomio. Desde ese momento comienza una demencial venganza en contra de Blance, provocada por su retorcida mente infantil y la frustración que cargó por años, yendo desde ponerle animales muertos en la comida, hasta llegar a la violencia física más extrema, sin misericordia. Llega incluso a cometer homicidio, para que nadie la descubra y la acuse por los atroces actos que comete en contra de la frágil Blanche.



Soberbia la Davis como la enajenada Baby Jane, con esos enormes ojos claros adornados con el oscuro maquillaje que los rodea, transformando así al personaje en su mejor interpretación dentro de su larga y exitosa carrera cinematográfica, pero Joan Crawford también supo sacarle partido a esa mujer postrada y aterrorizada por su sicótica hermana. Dos roles que se potenciaron mutuamente, uno como el de la víctima más atormentada y el otro como la mejor de la ‘malas’. Pero si de actuaciones se trata, lo curioso es que no solo Davis y Crawford se llevaron los aplausos, ya que un tercer personaje, aunque secundario, también logró sobresalir. El corpulento actor Victor Buono le dio vida a Edwin Flagg, un curioso maestro de música que vive con su madre, y que es contactado por Jane para relanzar su carrera. Pese a que muestra cierta simpatía por esta tosca y graciosa mujer, lo cierto es que se lleva una terrible sorpresa cuando descubre lo que esta oculta en el segundo piso de su casa.

Robert Aldrich tuvo también una larga carrera como director, pero con la ayuda de estos tremendos actores que reunió en 1962, “¿Qué fue de Baby Jane?” lo transformó en un director de culto. Los evidentes toques del cine oscuro de Hitchcock, los primeros planos y la musicalización de esta cinta no dejan espacio para dudas, respecto a que este título es uno de los mejores exponentes del cine gótico, en blanco y negro, que hizo famoso al Hollywood de aquellos años. Con actuaciones memorables y una brillante dirección, esta no debería ser una película que alguien que ame el buen cine pueda dejar pasar, más aún, cuando siempre ha sido interesante exponer el ocaso de las estrellas infantiles de Hollywood, pese a la retorcida trama de las hermanas Hudson en esta gran producción.


Excelente





Ficha Técnica:

Nombre: ¿Qué Fue de Baby Jane? (¿Whatever Happened to Baby Jane?)
Género: Thriller Dramático, Terror Gótico
Formato: DVD
Director: Robert Aldrich
Guión: Henry Farrell, Lukas Heller
Elenco: Bette Davis, Joan Crawford, Victor Buono, Maidie Norman, Marjorie Bennett, Anna Lee, Robert Cornthwaite
Producción: Robert Aldrich
Montaje: Michael Luciano
Música: Frank De Vol
Fotografía: Ernest Haller
Idioma: Inglés.
País: Estados Unidos.
Año: 1962
Duración: 134 min.
Link: http://www.filmsite.org/what.html




Trailer

El Ente - 'Dudas Que Torturan'

... Impecable actuación de Barbara Hershey, muy lejos de la caricatura de una víctima de fenómenos poltergeist, siempre evidenciando la atormentada existencia de una mujer con un doloroso pasado que creyó haber superado, y que ahora regresa para torturarla de una manera extremadamente siniestra...


El Ente
(The Entity)


DUDAS QUE TORTURAN






Siendo a estas alturas un clásico del cine de horror, aunque en realidad la cinta también esconde un profundo drama humano, lo cierto es que El Ente, bajo cuya dirección estuvo uno de los directores más subvalorados del medio norteamericano, Sydney J. Furie, se ha transformado a más de veinte años de su realización en un imperdible para la totalidad de los seguidores del cine de suspenso, alejándola de ese desagradable contingente de cintas de terror de finales de los setenta, y comienzos de los ochenta, las cuales pese a angustiar a muchos niños y jóvenes asustadizos, solo fueron un festín de sangre, laceraciones y persecuciones, muy por debajo del nivel que nos dejó la historia de Carla Morán (Barbara Hershey).

Presentada en su epílogo como una historia real, uno de los casos más extraños de la parasicología, Furie se basó en los acontecimientos que debió soportar la verdadera heroína de este extraño fenómeno asociado a las proyecciones mentales, una mujer estadounidense que en 1974 se la identificó simplemente como Doris D., y cuyo caso inspiró al escritor Frank De Felitta a escribir “El Ente”, que después pasó a la pantalla grande. Efectivamente hubo investigación científica y académica de este extraño fenómeno, aunque la cinta parece haber reforzado algunos pasajes con grandilocuencia para causar un mayor efecto visual, y por cierto sicológico, entre el público.



Barbara Hershey es una actriz norteamericana que se ha destacado por papeles complejos, incluyendo algunos roles bajo la dirección de Woody Allen y la inquietante María Magdalena de “La Última Tentación de Cristo” de Scorsese, por esta razón no debiera sorprender su presencia en una cinta de terror como esta, puesto que tal como ya señalé, “El Ente” dista mucho de ser comparada con títulos como “Pesadilla”, “Halloween” o “Poltergeist”, ya que entre sus mayores logros está precisamente la actuación de Hershey, quien logró darle vida a una Carla Morán difícil de comprender, ayudada en gran parte por la visión que el propio Furie le dio a la historia.

Carla Morán es una joven viuda que tiene tres hijos, dos niñas y un joven adolescente. Ella es bastante atractiva y pareciera vivir una vida difícil en lo económico, pero bastante estable en el plano familiar, aunque añora que su actual pareja, Jerry (Alex Rocco), deje de viajar por trabajo para que puedan vivir como una verdadera familia, y así ella pueda encontrar el equilibrio que siempre ha deseado. Es esta última arista con la que el director parece jugar una y otra vez, ya que no es fácil dilucidar si la entidad realmente existe o es solo producto de su mente.



A estas alturas no es novedad comentar los hechos que le han dado fama a esta historia, y que convirtieron a “The Entity” en una película de culto, puesto que los ataques sexuales a los que debe hacerle frente Carla Morán se han vuelto de antología, tanto por lo chocante de sus escenas, como por lo bien logrado de dichas secuencias. Muchos de los encuadres en diagonal, el contraste en la iluminación y los acordes estridentes en la musicalización no le dieron tregua a los espectadores más sensibles. Se ha catalogado incluso a este film como de ‘terror erótico’, ya que los primeros planos de las agresiones físicas y sexuales perpetradas por este ente diabólico y pervertido son bastante más explícitos de lo que cualquiera pudiera suponer.

Carla comienza a vivir estas atroces experiencias de un momento a otro, siempre de noche y a solas, sin ninguna razón aparente, pero también hay ataques fuera de la casa, a la cual culpó en primera instancia, ya que también casi pierde la vida al perder el control de su automóvil a manos de este extraño ser. Es tras estos sucesos que decide pedir ayuda médica, aunque nos es difícil suponer que los primeros diagnósticos del equipo médico, incluyendo al doctor que más se interesa por su caso, Phil Sneiderman (Ron Silver), apuntan derechamente a un desorden mental en la mujer, aunque las heridas y las evidencias de violencia están muy visibles en su cuerpo. Tampoco bastaron los relatos de sus hijos, su mejor amiga y su actual pareja, quienes horrorizados fueron testigos presenciales de los ataques.



Es ahí donde la cinta centra sus dardos, tal como en la historia real en que se basó De Felitta, puesto que por más explícitos y violentos que sean presentados las violaciones y abusos en contra de Morán, las dudas sobre su extraño caso se acentúan cada vez más, porque a poco indagar en la memoria de la protagonista el doctor Sneiderman logra dar con un antecedente crucial. Carla Morán fue constantemente violada en su infancia. Impecable actuación de Barbara Hershey, muy lejos de la caricatura de una víctima de fenómenos poltergeist, siempre evidenciando la atormentada existencia de una mujer con un doloroso pasado que creyó haber superado, y que ahora regresa para torturarla de una manera extremadamente siniestra.

La trama irremediablemente deriva en la desesperación de Carla, quien ante la incredulidad de los médicos decide investigar y acercarse a parasicólogos ayudados por estudiantes universitarios, a cuya cabeza está la doctora Cooly (Jacqueline Brookes). Juntos, pese a la oposición de Sneiderman, deciden poner en práctica métodos no convencionales para estudiar y atrapar a la entidad. La cinta recrea incluso los verdaderos momentos en que Doris D., en la trama como Carla Morán, logra que el equipo de parasicólogos grabe las extrañas luces que se presentan por las noches en su cuarto. Sin embargo, debido a la deficiencia en los recursos tecnológicos de la época, la peligrosa escena donde atrapan al ente con nitrogeno, quedó reducida a una deficiente toma donde hielo superpuesto pretende moverse como una montaña con vida propia. Aún así, el final con Morán enfrentando al ente, al abandonar para siempre aquella casa, vuelve a erizar la piel, y con las palabras finales se da término a la que, en mi opinión, fue la mejor producción del género terror en la década ochenta. Drama y horror, recreado como pocas veces.


Excelente





Ficha Técnica:

Nombre: El Ente (The Entity)
Género: Terror, Drama
Formato: DVD
Director: Sydney J. Furie
Guión: Frank De Felitta
Elenco: Barbara Hershey, Ron Silver, Alex Rocco, Jacqueline Brookes, David Labiosa, George Coe, Margaret Blye, Richard Brestoff, Natasha Ryan
Producción: Harold Schneider
Montaje: Frank J. Urioste
Música: Charles Bernstein
Fotografía: Stephen H. Burum
Idioma: Inglés
País: Estados Unidos
Año: 1982
Duración: 120 min.
Link: http://www.fox.es/dvd/elente/10583/



Trailer

domingo, abril 22, 2007

Machuca - 'La Más Humana Utopía'

... la dirección de Andrés Wood jugó un rol clave en el resultado final, al saber contar una historia tan humana y cercana a la realidad de algunos colegios santiaguinos de esos años, sin caer en el eterno reclamo político y social que significó la dictadura militar en nuestras vidas...


Machuca


LA MÁS HUMANA UTOPÍA






Aunque solo han pasado dos años y medio desde que la co-producción chileno-española Machuca se presentó en nuestro país, muchos temimos en un primer momento que el cine nacional nuevamente se centrara en la memoria reciente de Chile, con el único propósito de continuar con la larga lista de producciones que retrataron el horror de la dictadura de Augusto Pinochet, muchas veces con recursos técnicos y humanos menos que deficientes, lo cual terminaba más por asfixiar al público que ayudarlo a crear conciencia. Pues bien, la cinta de Andrés Wood tiene muchos pasajes que podrían resultar cuestionables por aquellos chilenos ubicados en la otra trinchera política, pero estuvo muy lejos de ser solo una cinta panfletaria.

“Machuca” es una historia sólida en todos los aspectos que involucraron su realización, como los técnicos, de producción, y sobre todo, argumentales, puesto que como pocos imaginábamos, la trama no se centró solo en el agitado escenario político-social que desembocó en el golpe militar de septiembre de 1973. El mayor mérito de Wood, Hassan y Brodsky fue escribir la historia de dos niños de mundos muy distintos en el Santiago de aquellos años, quienes unieron sus destinos a través de fuertes lazos que derribaron los prejuicios sociales. El caos del Chile de comienzos de los setenta fue solo el marco de esta historia.



Aunque films protagonizados por niños no eran novedad a mediados de la presente década, más aún con el vívido recuerdo de la francesa “Adiós a los Niños” de Louis Malle de 1987, Wood sencillamente se lució indagando en la soledad de un niño de clase acomodada, Gonzalo Infante (Matías Quer), quien junto a sus compañeros en el Saint Patrick School, reciben a los nuevos alumnos que se incorporan a la escuela, según la política del Padre McEnroe (Ernesto Malbrán). Estos nuevos niños pertenecen a las zonas más pobres y marginales de la capital, y uno de ellos, Pedro Machuca (Ariel Mateluna), simpatiza rápidamente con el tímido Gonzalo.

El severo pero bien intencionado religioso, quien además dirige el colegio, tiene como objetivo acoger a los menores que enfrentan la pobreza para otorgarles una educación del mismo nivel de quienes poseen más recursos, y por otra parte, el contacto directo con la otra realidad existente en Chile ayudará a reformar el espíritu de caridad y de trabajo social que siempre ha inculcado a sus alumnos más antiguos, aunque claro, en la práctica siempre habrán desconfianzas, menosprecio e incluso violencia entre ambos grupos de niños.



Así entonces, gracias a la personalidad de Infante, Machuca entabla una amistad con este niño rico, pero aparentemente sobreprotegido, sin imaginar que esa misma política impulsada por el colegio sería otro germen más en la resistencia de una sociedad que no estaba dispuesta a ceder, con tanta normalidad al menos, a esos niveles de tolerancia y aceptación. Es así como ambos muchachos comienzan a compartir sus mundos, ya sea llevando a Machuca a alojar en la habitación de Infante, participando además en la alocada fiesta de cumpleaños de la hermana mayor de Gonzalo, como también disfrutando de jocosas escenas mientras Infante vende banderas políticas en medio de manifestaciones callejeras, ayudando a su nuevo amigo y a los vecinos de este, quienes se ganan la vida de esa manera.

Dentro del mundo de Gonzalo Infante claramente destaca su madre, María Luisa (Aline Kuppenheim), una atractiva dueña de casa que aparenta ser de una mentalidad más moderna, aunque en realidad es tan arribista como el círculo donde se desenvuelve, y en el caso de Pedro Machuca, su amiga Silvana (Manuela Martelli) es el personaje más importante, tanto así que gracias a su desinhibida personalidad, sumado a un fuerte resentimiento social, se convertirá en el tercer personaje clave de esta historia, al punto de opacar en varios pasajes a los dos niños protagonistas. Tal como lo vivió la sociedad chilena, estos dos mundos, unidos a través de Machuca e Infante, entrarán en un fuerte conflicto, con trágicas consecuencias por todos conocidas.



Ese mismo año 2004 la cinta alemana “Good Bye Lenin” de Wolfgang Becker fue elogiada por retratar el inmenso amor de un hijo hacia su madre, dejando a la situación de la Alemania reunificada solo como el marco de presentación, pues bien, “Machuca” hizo lo propio con el traumático año 1973 en Chile, el que sirvió como escenario para esta sorprendente historia de amistad, fraternidad y dolor entre sus protagonistas. Aunque en términos actorales solo Manuela Martelli y Aline Kuppenheim lograron sobresalir, lo cierto es que la dirección de Wood jugó un rol clave en el resultado final, al saber contar una historia humana y a la vez muy cercana a la realidad de algunos colegios santiaguinos de esos años, sin caer en el eterno reclamo político y social que significó la dictadura militar en nuestras vidas. Aplausos además para la musicalización de la película, impecable en medio de las escenas que recrearon el Santiago de aquella época.

Independiente de sus innumerables premios, se ha considerado a la obra de Andrés Wood como la mejor película chilena de la historia, un honor que aún no está del todo claro, más aún cuando no pocos siguen prefiriendo a grandes clásicos como “El Chacal de Nahueltoro” de Miguel Littin (1969) o “Julio Comienza en Julio” de Silvio Caiozzi (1979), pero contando ya con varios años de modernización en nuestra cinematografía, no se puede desconocer el tremendo avance que “Machuca” aportó a nuestro cine, especialmente en términos de producción y desarrollo argumental, algo que por más diferencias políticas y sociales que aún subsistan en la sociedad chilena, resulta un absurdo seguir desconociendo a estas alturas.


Excelente






Ficha Técnica:

Nombre: Machuca
Género: Drama
Formato: DVD
Director: Andrés Wood
Guión: Roberto Brodsky, Mamoun Hassan y Andrés Wood
Elenco: Matías Quer, Ariel Mateluna, Manuela Martelli, Aline Küppenheim, Ernesto Malbrán, Federico Luppi, Tamara Acosta, Francisco Reyes, Alejandro Trejo, María Olga Matte, Gabriela Medina, Aldo Parodi, Thiago Correa, Luis Dubó, Pablo Krogh
Producción: Gerardo Herrero, Mamoun Hassan y Andrés Wood
Montaje: Fernando Pardo
Música: José Miguel Miranda y José Miguel Tobar
Fotografía: Miguel J. Littín
Vestuario: Maya Mora
Idioma: Español
País: Chile, España
Año: 2004
Duración: 120 minutos
Link: http://www.woodproducciones.com/es/cine/machuca/index.html



Trailer