Munich
FIN A UNA CONSTANTE
FIN A UNA CONSTANTE
Tengo la sensación que si varios años atrás cualquiera de nosotros hubiese pensado en una adaptación al cine de la tragedia de los Juegos Olímpicos de Munich en 1972, lo más lógico hubiera sido imaginarse una superproducción estadounidense de la mano de Steven Spielberg. Efectivamente, uno de los directores íconos del cine de Hollywood, y que entre sus principales trabajos destaca la tragedia de los judíos en Cracovia y el posterior heroísmo de un alemán como Oskar Schindler, tenía su nombre asegurado dentro del medio cinematográfico norteamericano para retrotraernos a otro de los tantos hechos dolorosos que ha debido enfrentar el pueblo hebreo. No en vano Spielberg es de ascendencia judía, y miembro importante de esa comunidad en los Estados Unidos.
Sin embargo, lo que para muchos resultó ser una tremenda sorpresa, y desde mucho antes de estrenarse su nuevo trabajo, fue que Spielberg no volvería a utilizar el dolor de su propio pueblo para despertar la compasión internacional a favor de su causa y de su lucha en Tierra Santa, muy por el contrario, intentaría darle una mirada radicalmente distinta a esta visión. De víctimas, muchos empezarían a ver como victimarios a los israelíes, lo cual no es novedad en un mundo globalizado como este, donde la represión al pueblo palestino y los lazos de Israel con América del Norte despiertan sentimientos que fácilmente se confunden con judeofobia.
Sí señores, Spielberg lo más probable es que recoja aplausos entre quienes odian a Israel y a su pueblo, y por otra, despierte las iras de sus propios pares. Una mayúscula sorpresa. Sin embargo, esta no es en absoluto una cinta parcial, hacia ninguno de los dos bandos, lo cual la hace más interesante y digna todavía.
Nominada como mejor película y mejor director para los premios Oscar 2006, hace menos de una semana se estrenó en la cartelera chilena Munich de Steven Spielberg, una obra que tiene además del sorpresivo enfoque de su director otro elemento que no dejará indiferente a nadie y que merece comentario aparte. La cinta no es una sucesión de hechos cronológicos que desencadenaron el ataque de un grupo terrorista palestino, el sanguinario Septiembre Negro, en contra de atletas israelíes en suelo alemán, sino que es una historia basada en el libro de George Jonas, donde se va describiendo el plan de represalia que adoptaron los organismos israelíes en contra de sus enemigos. Es en buenas cuentas una descripción más del efecto que de la causa, lo cual quiebra las expectativas de varios que pudieran pensar que esta es una película sobre el atentado en sí y un posterior hecho heroico como epílogo. Más que mal, difícilmente podría haber un héroe tras un hecho de sangre donde no hubo sobrevivientes entre los rehenes judíos capturados por Septiembre Negro.
Así entonces, ya hay dos hechos donde Spielberg marca un rompimiento con lo que le hemos visto hacer con anterioridad, y eso explicaría que “Munich” se perfile como la favorita de mucha prensa internacional para obtener el dorado galardón en marzo próximo. Pero quienes somos más suspicaces difícilmente podríamos imaginarnos a una comunidad judía como la norteamericana celebrando el galardón para alguien que deja al Mosad y a la ex primer ministra Golda Meir como el equivalente israelí de la KGB y los siniestros jerarcas soviéticos que la controlaban. Claro, la CIA estadounidense tampoco es para enorgullecerse, y de hecho, sorprendentemente es retratada como aliada de uno de los principales cerebros palestinos de Septiembre Negro, Ali Hassan Salameh, pero aún así veo muy difícil que el director de “La Lista de Schindler” se repita el plato este año. Su cambio lo percibo como demasiado radical para los miembros de su propia comunidad.
La historia de Munich cuenta la transformación de un militar israelí, Avner (Eric Bana), quien luego de la masacre en Alemania es reclutado por el servicio secreto de Israel y la ex premier Golda Meir (Lynn Cohen) para una misión ultra secreta, que consiste en dirigir a un grupo de mercenarios israelíes que deberán buscar y ejecutar a los cerebros palestinos que estuvieron tras los hechos de sangre de Munich, y que aún permanecen en Europa. Se descartan a los terroristas que recibieron refugio en Libia, y tampoco podrán actuar en suelo árabe, independiente el país. Para esta misión deberán moverse en estricto sigilo y se les proporcionará una cuenta secreta con los fondos necesarios para funciones de aparataje, traslado y pago de información. Tampoco deberán dar aviso de sus actividades a sus familias. Y es ahí donde “Munich” pone un especial acento, en la dolorosa separación del protagonista de su joven esposa y su pequeña recién nacida, para tener que cumplir órdenes de asesinato selectivo. Sin duda que esto último es el mayor logro del director.
Sin embargo, aunque se trata de una trama en extremo interesante, la cinta cojea debido a la débil actuación del australiano Eric Bana en el rol principal. El protagonista de “Hulk” podrá tener la virtud de ser un sex symbol para el público femenino, y por otro lado, no despertar el rechazo inmediato del público varonil, pero cumple apenas con una actuación que pudo ser descollante en manos de cualquier otro actor. De hecho, su actuación es el punto más bajo de “Munich”, lo cual no es menor. Las demás actuaciones en cambio, todas secundarias, sí logran sobresalir, destacando la breve caracterización de Golda Meir por parte de la actriz Lynn Cohen, y por su puesto, los compañeros de Avner en esta peligrosa y cuestionable misión, entre ellos, la del galo Mathieu Kassovitz como Robert, el encargado de los explosivos, el irlandés Ciarán Hinds como el pragmático Carl, el inglés Daniel Craig como el nacionalista y vengativo Steve, y el jefe de todos ellos en el Mosad, el inescrupuloso Ephraim, a cargo del actor Geoffrey Rush. La actriz judía Ayelet Zorer no tiene mayor participación como la esposa de Avner, Daphna, aunque tampoco su actuación fue deficiente, por lo que destaco la presencia de un integrante israelí dentro del elenco.
“Munich” tendría todos los ingredientes para alzarse como una de las mejores cintas norteamericanas en lo que va de esta década, independiente si la industria cinematográfica norteamericana la premia o no con su máxima distinción. Un guión adaptado de primer nivel, una excelente edición, una fotografía rica en matices, sobre todo en momentos de tensión, un ritmo preciso que no se excede ni en rapidez ni en lentitud, una banda sonora a cargo de John Williams que otra vez no decepciona y por su puesto, el sello de Spielberg, que si bien mantiene esa cuota de dramatismo humano que lo ha hecho famoso, rompe los moldes de ese cine predecible, plano y en extremo emotivo que lo ha hecho ganarse no pocos detractores. Pero la gran deficiencia de “Munich” es la poco convincente actuación de Eric Bana, la que se ve sobrepasada por las demás actuaciones secundarias, impidiéndole a este trabajo ser catalogado como obra maestra, aunque muchos críticos así lo estén señalando prácticamente.
Destaco nuevamente el sorpresivo giro que Steven Spielberg exhibe en esta cinta, variando de esa constante que venía dándose entre sus anteriores producciones, siendo el hecho más palpable de este cambio las críticas de ciertos sectores judíos hacia el tratamiento que “Munich” le da a la ‘legítima’ defensa que hace el estado hebreo frente a su eterno adversario: el terrorismo palestino. Lo más probable es que ningún judío, israelí, sionista o simpatizante del judaísmo cambie su percepción sobre Israel y los hechos que describieron Jonas y Spielberg, uno en la literatura y otro en el cine, y lo mismo vale para los palestinos, árabes, musulmanes y millones de simpatizantes de la causa palestina en el mundo. Pero hay un hecho que no podrá ser negado tras presenciar esta película estadounidense, y ese es el profundo debate sobre los métodos represivos y de defensa que algunos estados ponen en práctica a la hora de enfrentar hechos como el ocurrido en los juegos olímpicos de Munich 1972.
Spielberg, más allá de los costos personales, ha puesto un tremendo tema en discusión, y en términos de cinematografía lo ha hecho de gran manera, pese a algunos ripios en las actuaciones y la innecesaria alusión al World Trade Center en los momentos finales. Aunque hubiera prefiriendo a "El Jardinero Fiel" para el Oscar 2006, "Munich" es, por el momento, el título que le sigue.
Muy Buena
Ficha Técnica:
Nombre: Munich
Género: Drama
Dirección: Steven Spielberg
Guión: Tony Kushner y Eric Roth. Basado en el libro de George Jonas.
Reparto: Eric Bana, Daniel Craig, Ciarán Hinds, Mathieu Kassovitz, Hanns Zischler, Geoffrey Rush, Ayelet Zurer, Omar Metwally, Ami Weinberg, Michael Lonsdale, Valeria Bruni Tedeschi, Yvan Attal, Lynn Cohen
Producción: Kathleen Kennedy, Steven Spielberg, Barry Mendel y Colin Wilson
Música: John Williams
Fotografía: Janusz Kaminski
Montaje: Michael Kahn
Vestuario: Joanna Johnston
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Duración: 164 minutos
Año: 2005
Link: http://www.munichmovie.com/
5 comentarios:
Compartimos el cine como pasatiempo. Me gustó Munich. Algo violenta, pero si la realidad es así hay que aguantarse.
Un saludo
Acción con la madurez que Spielberg viene demostrando desde "Schlinder's List". Una opción acertada para las nominaciones de los Premios de la Academia. Debe añadirse la banda sonora de John Williams; la música que cierra el ciclo de un gran guión adaptado.
Con punto y aparte, en el blog de la futura presidente se pueden realizar cientos de acciones. El gobierno de ella está comenzando. Es una gran plataforma de expansión de los proyectos a emprender. Me apunto (como adherente DC) para impulsar el cambio de tuerca de éste.
Saludos.
Bienvenidos casli y cergaradac, ojalá este blog sea de su agrado y sigan participando dentro de él.
Sí, efectivamente "Munich" tiene su dosis de violencia, pero ese era un aspecto imposible de obviar en una trama como esta: asesinatos selectivos. Reitero en todo caso lo dicho en el comentario, que veo muy difícil que esta película consiga ganarse el Oscar a mejor película, ya que la comunidad judía es poderosa en USA y sobre todo en la 'meca del cine'. Si Spielberg hubiera querido hacer "Munich" pensando en la estatuilla, pues hubiera optado por orientarla de otra manera... es decir, hacia el cine 'mamón'. Y este no es el caso.
PD: Espero que no muera el blog de Michelle Bachelet, ya que tengo la certeza que ella nos leía y tomó hasta decisiones importantes (como los ministerios) luego de leernos a nosotros.
http://www.lasegunda.com/ediciononline/espectaculos/detalle/index.asp?idnoticia=263511
Tal parece que Ana Josefa Silva tuvo la misma sensación que yo cuando vio "Munich": Spielberg dejó de llorar por los judíos, y vaya de qué forma.
Hola Loreto.
Como verás, las conclusiones se repiten y llegan siempre a un mismo punto: Steven Spielberg se salió de ese cine parcial y lacrimógeno y nos entregó un producto mucho más verdadero.
Todo un logro para un miembro de la comunidad judía norteamericana, la más poderosa del país del norte, la cual no ha quedado indiferente ante la mirada que uno de sus pares le dio al conflicto palestino-israelí a raí de los sucesos de Munich 1972.
Insisto, todo un logro, y bastante sorpresivo por lo demás.
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