Good Bye Lenin!
TODO POR MI MADRE
Especial Día de la Madre
(10 de Mayo)
(10 de Mayo)
Si hay algo que debe destacarse de este sorprendente film alemán, dirigido por Wolfgang Becker, es que consigue mantener la atención del público desde el comienzo hasta el final, no dejando una sola escena como relleno a lo largo de los 120 minutos en que dura el film, ganador el año 2003, entre varios otros galardones, de los cotizados premios Palmarés en Europa, nada menos que por Mejor Película y Mejor Actor Protagónico, a los que se sumaron los premios del público por Mejor Director y Mejor Actriz Protagónica. Con toda esta presentación queda claro porqué ésta será por mucho tiempo una de las películas más recordadas del cine germano, y a larga también se transformará en un clásico del séptimo arte. Inteligentemente, Becker utiliza la musicalización del cotizado francés Yann Tiersen a lo largo de este film para contar una historia aparentemente incoherente, pero que es llevada a la pantalla grande con un talento pocas veces visto. Claramente se distingue del cine de Hollywood por su ritmo y su forma de secuenciar las escenas, pero tampoco tiene ese sello distintivo del cine europeo, es decir, la lentitud. Así entonces, dudo que alguien pueda rotular de aburrida, o lenta, a esta magnífica cinta alemana. Su ritmo es precisamente lo que la hace tan atractiva, junto con la historia, lo que inevitablemente la convierte en un imperdible a la hora de sentarse a verla, para pasar un muy buen rato y quedarse con algo más que una entretenida comedia.
La trama transcurre en octubre del año 1989, en la ex Alemania Oriental (RDA), cuando precisamente cae el Muro de Berlín, y con él comienza el ocaso de la ex Unión Soviética y todos los estados socialistas de la Europa del Este. El proceso es traumático para todos los simpatizantes de estos regímenes totalitarios, y precisamente ésta es la problemática que da vida a Good Bye Lenin!, es decir, cómo hacer que una madre fuertemente comprometida con la causa comunista no termine muriéndose al ver que se desmorona el régimen que tanto admira, y por el que tantos sacrificios personales, incluso familiares, ha debido realizar. La mujer (Katrin Saas) pierde el conocimiento y cae en coma luego de ver arrestado a su hijo Alex (Daniel Brühl), quien formaba parte de los miles de alemanes orientales que protestaban días antes de la caída del muro, porque con eso acelerarían los cambios por venir.
Alex al ser liberado se entera de esta fatal noticia y decide hacerse cargo a como de lugar de su madre, en contraste con su hermana Ariane (Maria Simon), quien con una frialdad increíble demuestra un completo desinterés por su progenitora. Pero lo que ninguno de los hermanos podía suponer es que en cosa de meses, y de manera inesperada, su madre recobraría la conciencia y lentamente comenzaría a mejorar. Es ahí donde a Alex se le ocurre una ‘brillante’ idea, la de fingir que el colapso socialista en la ex RDA nunca ocurrió, permitiendo con esto que la recuperación de su madre sea más rápida y menos dolorosa. Enterarse de la verdad podría resultar fatal para su postrada madre, al menos eso es lo que él supone. A regañadientes entonces consigue que su hermana y su occidentalizado novio lo ayuden a preparar su cuarto, quitándole todo mueble y decoración que revele el nuevo estado capitalista de la nación, para volver a convertirlo en el mismo viejo y anquilosado cuarto donde la madre ha pasado todos esos años bajo el régimen de Eric Honecker.
A tal punto llega la obsesión de Alex por impedir que su madre descubra la nueva realidad de Alemania, donde la caída del muro de bien poco les sirvió a los del lado este, que junto a uno de sus compañeros de trabajo, con el cual reparten suscripción a la televisión satelital, elabora videos caseros para hacerle creer a la madre de Alex que aún están en el antiguo régimen cuando ella enciende la televisión. Hasta los vecinos deben ayudar a Alex, los que al ingresar a ese cuarto deben vestirse tal como lo hacían meses atrás, y llevando conversaciones que no revelen en nada la nueva situación política y social del país. Su hermana insiste en que es una locura, al novio de esta le da exactamente lo mismo, pero es la nueva novia de Alex, Lara (Chulpan Khamatova), quien decide poner término a toda esta locura, cuando ya se hace insostenible esta kafkiana situación.
Es una historia sumamente original y reflexiva, que contada con un ritmo intenso y una musicalización de primer nivel a cargo de Tiersen, se hace imposible dejar de verla. Wolfgang Becker consigue llegar al alma del espectador, y no solo al ver las peripecias del protagonista, en este caso Alex (Brühl), ya que uno de los clímax más potentes se da cuando Alex descubre que su padre no los abandonó ni a él y a su hermana cuando eran pequeños, debido a su viaje a Occidente donde encontró un nuevo amor, sino porque su propia madre no fue capaz de romper con el régimen, prefiriendo sacrificar su matrimonio para no abandonar la causa socialista. Alex y Ariane descubren brutalmente la verdad, luego de varios minutos en que las sonrisas del público brotan con cada una de las escenas jocosas relacionadas al engaño en la habitación. Ese quiebre es notable y merece ser destacado. Notable además la escena del reencuentro entre Alex y su padre, este último rol a cargo del actor Burghart Klaussner. Lo mismo ocurre cuando todos los personajes son testigos de cómo la caída del Muro, y la consecuente occidentalización del lado oriental, de muy poco sirvió a sus habitantes, casi todos descolocados frente a esta nueva y colorida realidad. Al parecer Lenin, después de todo, no se revolcó en su tumba.
En definitiva, una excelente película, lo mejor del segundo semestre del año 2004, donde solo "Machuca” de Andrés Wood le hizo sombra en nuestro país, y vaya un dato curioso, la cinta de Wood, al igual que la de Becker, supo dejar la contingencia política y social del país como marco de una historia mucho más humana, ya que en el caso de esta producción germana, la trama no gira alrededor de la caída del régimen comunista en la ex Alemania Oriental, sino en el gran amor que un hijo es capaz de sentir por su madre, lo que lo hace actuar de la forma en que lo hace. "Good Bye Lenin" definitivamente hay que verla, ya sea a través del cable o en DVD, en especial, por las grandes actuaciones de Katrin Saas y Daniel Brühl, ella como la rígida madre que es burdamente engañada, y él como el hijo comprometido con su recuperación. Una brillante producción del cine europeo, a estas altura ya un clásico.
Excelente
Ficha Técnica:
Título: Good Bye Lenin!
Género: Comedia Dramática
Formato: DVD
Dirección: Wolfgang Becker
Guión: Bern Ligthtenberg
Reparto: Daniel Brühl, Katrin Saas, Maria Simon, Chulpan Khamatova, Florian Lucas, Alexander Beyer, Burghart Klaussner
Producción: Stefan Arndt
Música: Yann Tiersen
Fotografía: Martín Kukula
País: Alemania
Año: 2003
Idioma: Alemán
Duración: 120 min
Link: http://www.good-bye-lenin.de/intro.php
Trailer
1 comentario:
Hola Jorge!
Sabes que mi hija me habia prestado esta pelicula para verla el fin de semana pasado y yo ¡no la viiiiiiii!!!!!!!!
que brutalidad, la recuperare y la voy a ver esta semana ¡ahora si que me animo!
cariños
Angelica
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