sábado, mayo 20, 2006

El Código Da Vinci - 'Temporada de Hipotecas'

... En términos cinematográficos propiamente tales, como nunca en muchos años la discusión ha estado centrada en las altas expectativas en relación a una película determinada, versus los escasos resultados obtenidos por ella. Como sea, el gran perdedor en este caso es el propio Ron Howard, más todo su equipo ...


El Código Da Vinci

TEMPORADA DE HIPOTECAS





Aún no queda del todo claro si el hito más importante de esta nueva cinta del director estadounidense Ron Howard, la versión cinematográfica del best seller de Dan Brown El Código Da Vinci, fue todo ese marketing publicitario que precedió su estreno mundial, o bien, las desastrosas críticas que este mismo trabajo a generado tras su primeras exhibiciones, incluyendo el Festival de Canes. Dichos cuestionamientos han surgido tanto desde la crítica especializada como desde cierto tipo de público, el más exigente por cierto. Personalmente, creo que la tercera arista en competencia, las fuertes quejas de movimientos católicos como el Opus Dei y la Iglesia romana misma, no son temas importantes a estas alturas, salvo para sabrosas discusiones de sobremesa o programas de televisión que buscan de sintonía.

En términos cinematográficos propiamente tales, como nunca en muchos años la discusión ha estado centrada en las altas expectativas en relación a una película determinada, versus los escasos resultados obtenidos por ella. Como sea, el gran perdedor en este caso es el propio Howard, más todo su equipo, ya que de lo que menos puede jactarse en estos momentos este director es de recibir críticas positivas por esta versión en cine de unos los textos novelísticos más exitosos, ya que salvo por el público adicto al cine pop-corn, nadie con dos dedos de frente podría levantar el dedo índice para dar su aprobación a una de las superproducciones más pobres dentro del llamado género thriller, y que literalmente deja por el suelo a la obra literaria a la cual pretendió emular en la pantalla grande. Siendo breve y conciso, hay solo dos motivos de peso para asistir a ver “El Código da Vinci”, una es tomar nota de lo desastroso que puede resultar seguir al pie de la letra, mediante el guión, la obra literaria en que se basa sin buscar ni una pizca de innovación, y el segundo motivo, para un buen porcentaje de espectadores, el darse un festín de proporciones viendo como un director y un actor estadounidenses, ambos íconos del cine de Hollywood, hipotecan sus cuestionados elogios en algo más de dos horas.



Vayamos por parte. A Ron Howard aún no se le perdona que haya obtenido el Oscar 2002 a mejor película por su controvertida “Una Mente Brillante”, con lo cual quedó tildado para siempre como un director oscarizado que solo tiene a la estatuilla en la cabeza a la hora de ponerse a trabajar, mientras que Tom Hanks, quien en este trabajo pretendió darle vida al simbologista Robert Langdon, debe estar conciente que fuera de Estados Unidos, es considerado el actor más sobrevalorado por la Academia norteamericana. Pues bien, como diríamos en buen chileno, ambos 'pisaron el palito’ (cometieron un error garrafal), y se embarcaron en una tarea tan pretenciosa como peligrosa, que consistía en darle forma a la exitosa y no menos cuestionable obra literaria de Dan Brown, la cual en el papel resultó ser una historia tremendamente entretenida y cautivante, pero que difícilmente se podría reproducir de la misma forma en una pantalla de cine. Ambos, Hanks y Howard, debieron creer que sus pergaminos bastarían para lograrlo, y si bien no pocos culpan a la debilidad de la historia misma por el magro resultado obtenido, lo cierto es que en un principio no pocos desoyeron las críticas a la historia de persecuciones, revelaciones simbólicas y teorías heréticas de Brown y creyeron que esta supuesta dupla dorada de Hollywood bastaría para conseguir un excelente trabajo de adaptación. Qué equivocados estaban.

Como sea, la historia del simbologista norteamericano que se ve envuelto en un macabro asesinato en el Louvre, con aparentes signos diabólicos, y que se convierte en el principal sospechoso de un rudo policía francés, Fache (Jean Reno), no logra cuajar en ningún momento con la historia original, la cual con un ritmo vertiginoso e impresionante va llevando la trama por senderos que la hacen adentrarse en terrenos pantanosos para la fe cristiana, donde la supuesta rivalidad a muerte entre la secta católica Opus Dei con el enigmático Priorato de Sión se apodera de la imaginación y las ansias del lector. Con la versión cinematográfica no ocurre nada de esto, transformando cada uno de los momentos de alta tensión y fuga en escenas inconexas, en ocasiones ridículas, y lo peor de todo, sin el más mínimo grado de expectación que pudiera sorprender al espectador. La presencia de la popular actriz francesa Audrey Tautou en el rol de la bella criptóloga Sophie Neveu, aliada de Langdon, en poco y nada ayuda en toda esta lamentable situación, ya que a la total falta de expresión de Hanks se terminó uniendo la de Tautou, transformando así a los protagonistas de “Forrest Gump” y “Amelie” en la pareja con menos química que haya visto en mucho tiempo. Solo el actor inglés Ian McKellen, como el flemático Sir Leigh Teabing, otro aliado de Langdon, intenta darle algo más de vida a su personaje, pero aparte de recordarnos constantemente al popular Gandalf de “Lord of the Rings” en cada una de sus locuciones sobre acontecimientos del medievo y la Palestina del siglo I, le jugó en contra que Ron Howard estropeara escenas donde su presencia era clave, como la prematura desconfianza que despierta en Sophie (acá nunca la hubo) y su posterior revelación como el personaje que realmente es. Sin duda este último punto es el momento peor logrado y por el cual Dan Brown debería estarse tomando la cabeza.



A esta historia que, reitero, es completamente distinta en cuanto a ritmo a la del libro que vendió millones de ejemplares hace tres años, se une un terrorífico monje albino llamado Silas (Paul Bettany), quien por encargo del no menos criticable Obispo Aringaroza (Alfred Molina), pretende resguardar a cualquier precio el gran secreto que la Iglesia Católica ha mantenido oculto por siglos: la descendencia de Jesús con María Magdalena, la cual es conocida como el “Santo Grial”, o “Sangre Real”. Tanto Aringaroza como Silas, ambos miembros del Opus Dei, no trepidarán en cometer incluso crímenes en pos de conseguir su objetivo, aunque esto les signifique aliarse con el denominado “Maestro”, el verdadero villano dentro de la historia. Molina como el Obispo no tuvo ninguna trascendencia en la historia, en la de Ron Howard al menos, ni siquiera cuando negocia grandes sumas de dinero junto a otros clérigos de su orden, mientras que Bettany más pareció una versión híbrida entre los maquiavélicos Siths del último episodio de “Star Wars” y uno que otro enemigo de Van Helsing en sus historias de vampiros. En el caso del actor galo Jean Reno como el capitán Faché, su rudeza y obstinación tampoco le ayudaron mucho para levantar en algo el nivel actoral dentro de esta cinta. Insisto, aunque Howard quiso ceñirse lo más fielmente posible al libro de Brown, de todos modos parecen dos historias distintas, o peor aún, una como la original, y la otra como la versión B.

Solo podríamos rescatar la hermosa fotografía de los lugares históricos y turísticos que sirvieron de locaciones, tanto en suelo francés y británico, entre ellas las afueras del Museo del Louvre y la Abadía de Westminster. La banda sonora a cargo de Hans Zimmer cumple con lo justo, con sonidos que le son identificables rápidamente. Lo demás queda todo en débito, comenzando por lo plano de un guión que no se la jugó por un valor agregado diferente respecto a la trama original, una edición que jamás pudo imprimirle un ritmo coherente, y actuaciones menos que regulares, que salvo la de McKellen, no cumplieron con lo que se esperaba de ellas. En el caso de Audrey Tautou, la actriz gala pone en riesgo su popularidad no tanto dentro del medio francés, europeo e internacional, pero sí para una posible carrera en el apetecido mercado norteamericano. Solo ella podría responder si ese fue su objetivo en mente al momento de aceptar el rol de Sophie Neveu, el cual siempre abogué porque fuera representado por una actriz de la misma nacionalidad del personaje original, aunque mi candidata para dicho papel era Emmanuelle Beart, quien ya había tenido un acercamiento con Hollywood junto a Tom Cruise en “Misión Imposible” (1996), y a quien primero imaginé en la ropa y zapatos de la joven criptóloga pelirroja mientras avanzaba en la lectura sobre Leonardo Da Vinci y sus anagramas. Tom Hanks por otra parte, es el que más hipoteca su cuestionado favoritismo por parte del público y la crítica de su natal Estados Unidos, ya que hasta el más incondicional de sus seguidores tendrá que aceptar que en este trabajo al menos nunca se notó cómodo, molestia que debió expresar en los camarines o en su hotel, pero no en medio de las filmaciones. De más está decir que jamás imaginé a este actor en la piel de Robert Langdon, pero con Ron Howard confirmado como director cualquier cosa podíamos esperar.



Así entonces, todo indica que el fenómeno ‘Da Vinci’ comienza a desinflarse por completo. Al archirepetido documental del canal de cable National Geographic sobre los fundamentos que tuvo Dan Brown para escribir su libro, y donde el escritor queda poco menos que de charlatán al no dar jamás una respuesta demostrable sobre los hechos supuestamente históricos que él sostenía como reales, se une ahora esta bizarra adaptación al cine de su propio trabajo, donde un cuestionado director estadounidense pretendió convertirlo en una superproducción que volviera a poner en el debate público y mundial la verdad histórica sobre Jesús, la Magdalena, la Iglesia Católica, el Priorato de Sión y el Opus Dei, pero que sin embargo, solo ha despertado quejas de los conservadores cristianos más fundamentalistas, las que a estas alturas son solo pintorescas frente a la discusión sobre el pobre resultado obtenido por Howard y su elefantiásica campaña promocional.

Una lástima. Cierta vez un amigo me decía que solo comentaba películas excelentes, muy buenas y buenas en este blog de cine, a lo más regulares. Probablemente tenía razón, y justamente por lo mismo nunca quise ni ver la secuela de “Bajos Instintos”, con Sharon Stone, para no perder el tiempo discutiendo un film a todas luces malo. Pues bien, sin imaginármelo nunca, la primera película que cae por debajo de la calificación de ‘regular’, termina siendo una de las cintas más esperadas del año y sobre la que hasta yo me formé ciertas expectativas, quizás porque nunca consideré un bodrio a “Una Mente Brillante”, tal como la mayoría de los otros críticos. “El Código Da Vinci” tampoco es un bodrio, pero estuvo muy cerca de serlo.

El Opus Dei y demás grupos extremos respirarán tranquilos a partir de ahora. Solo deberán añadir a su varias oraciones al día un sentido ‘gracias San Howard por favor concedido’. En honor a la verdad, flaco favor le hizo esta realización a Dan Brown y a los cabecillas del actual Priorato de Sión, si es que realmente existe y tiene con el alma en un hilo al Vaticano y sus tentáculos.


Mala






Ficha Técnica:

Nombre: El Código Da Vinci (The Da Vinci Code)
Género: Thriller
Dirección: Ron Howard
Guión: Akiva Goldsman. Basado en la novela de Dan Brown
Reparto: Tom Hanks, Audrey Tautou, Ian McKellen, Paul Bettany, Jean Reno, Alfred Molina, Jürgen Prochnow, Etienne Chicot, Jean-Yves Berteloot, Jean-Pierre Marielle, Marie-Françoise Audollent, Seth Gabel
Producción: Brian Grazer y John Calley
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Salvatore Totino
Montaje: Dan Hanley y Mike Hill
Vestuario: Daniel Orlandi
País: Estados Unidos
Idioma: Inglés
Duración: 149 minutos
Año: 2006
Link: http://www.sonypictures.com/movies/thedavincicode/

3 comentarios:

Jorge Valenzuela dijo...

Cómo le va don Pablo. Estaré muy atento a ese comentario, a ver si coincidimos.

Lo mejor de todo es que ya leíste el libro, y hace poco, eso te ayudará a formarte una opinión más exacta entre el texto y el guión de esta película, además de comparar a los personajes de la novela y a las representaciones que hicieron estos actores.

Así que ojalá veas pronto "El Código Da Vinci", y te formes tú mismo tu propia opinión.


Saludos.

Anónimo dijo...

Hola Jorge !!
No he visto y despúes de leer y escuchar a los distintos críticos de cine , me parece que no vale la pena verla.
Buen comentario Jorge , espero que pronto nos comuniquemos.
Cariños.
Margot.

Jorge Valenzuela dijo...

Saludos Margot.

Bueno, lo mismo le digo a Angélica, la película es definitivamente MALA, pero lo digo bajo un criterio netamente personal, porque me di el trabajo de ir a verla el mismo día de su estreno, ya que aún no tengo contactos para ir a las avant premier :), y en definitiva el juicio sobre la película me lo formé yo solo, sin hacerle caso a Passalacqua, A. Josefa Silva y demases. Tal vez ustedes deberían hacer lo mismo, no guiarse solo por lo que otros comentamos sobre esta versión en cine de El Código da Vinci, y salir ustedes mismas de la duda, más si ya leyeron el libro.

Comprendo además que hay público para todo, y quizás no pocas encontrarán a esta una buena película, o incluso excelente, tal como lo contemplé en la actual encuesta que habilité en el blog.

Yo al menos, cuando encuentro a un film MALO, lo hago con el ánimo de prevenir a quien vaya a verlo, o sea, que esté advertido de antemano, nunca con el fin de evitar que compre sus entrada y lo vea. Si a una película la encontrara MUY MALA, o simplemente BODRIO, ahí sí que aconsejaría que no la vieran. Pero este no alcanzó a ser el caso.

Saludos, y gracias por seguir leyendo mis comentarios de cine.


:)