martes, abril 18, 2006

Fuga - 'Aplausos a la Locura'

... Gracias a la gran actuación de Benjamín Vicuña la idea central en la cinta de Pablo Larraín, el deseo de liberación tras la locura, tomó peso y forma, demostrando una vez más que se pueden contar muy bien historias en este país que no necesariamente evoquen nuestro oscuro pasado histórico ...


Fuga

APLAUSOS A LA LOCURA




El primer gran estreno del cine chileno este 2006 sigue en la huella de indagar en temáticas que muchos han considerado evasivas para un país que aún no sale del trauma dictatorial. Ese al menos es su discurso. En efecto, así como el 2005 jóvenes directores chilenos como Alicia Scherson y Matías Bize debieron sortear críticas absurdas que apuntaban a que “Play” y “En La Cama” eran historias sin compromiso social, poco menos que irresponsables, ahora se estrenó en las salas locales otra historia que está muy lejos de retratar a un Chile que sigue intentando zafarse de las cadenas dejadas por el fascismo político y social, y aborda derechamente un concepto muchas veces ya visto en la cinematografía internacional: la batalla entre el talento y la locura.

Fuga, del debutante Pablo Larraín, tiene incluso la mala suerte de exhibir dentro del árbol genealógico de su joven director el que éste sea hijo de uno de los principales rostros del partido derechista UDI, uno de los más cuestionados por la ciudadanía en materia de libertades públicas tras su apoyo irrestricto al gobierno de Augusto Pinochet. Eso explica en gran medida que la prensa escrita insista majaderamente en este punto al momento de consultarle a Larraín por su realización, es decir, la dualidad de un director ligado al progresismo pero con raíces ultraconservadoras, y además, sin dejar de lado que la cinta tampoco hable de ese ‘Chile real’ que algunos exigen ver en la pantalla grande, denostando todo aquello que se escape a ese molde.



Dejando de lado estos aspectos externos que han hecho de “Fuga” comentario obligado de los medios, nos centraremos en la propuesta cinematográfica misma, la cual sobresale por lo prolija y detallista en cuanto a producción, un aspecto muy poco habitual dentro del cine chileno moderno, convirtiéndose este elemento técnico en uno de los mejor logrados del trabajo de Larraín. La fotografía y edición también sobresalen bastante, un verdadero regalo para quienes buscan una mejor performance dentro de la cinematografía nacional, quedando así como tarea de la dirección, guión y actuaciones el hacer de “Fuga” un verdadero aporte a nuestro cine.

Y la tarea fue cumplida con creces. Sin ser una película excelente, la obra de Pablo Larraín sabe exponer el suplicio interior de su personaje central, Eliseo Montalbán (Benjamín Vicuña), un músico talentoso, pero que sin embargo carga con el trauma de haber presenciado de niño el asesinato de su hermana, y justo arriba de un piano. A partir de ese hecho su mente atormentada compone música sin darle un final, puesto que con los años su talento artístico no impide que su insanidad disminuya, sino al revés, teniendo que ser internado en un sanatorio tras volver a presenciar la muerte de otra mujer importante en su vida, y nada menos que cuando debutaba en el Teatro Municipal de Santiago. Esta vez quien muere es Gorgina (Francisca Imboden), miembro de su orquesta y con la cual tuvo una fugaz relación amorosa.



Por otra parte el guión nos presenta a Ricardo Coppa (Gastón Pauls), un músico argentino de baja monta. A medida que la trama va presentando a Montalbán, Coppa intenta por todos los medios dar con el paradero de éste, ya que también está obsesionado con que el malogrado músico chileno, si es que aún está con vida, termine las piezas musicales que dejó inconclusas antes de ser recluido por demencia. Para dar con el paradero de este enigmático Eliseo Montalbán, el argentino recluta a tres músicos chilenos más, Rage (Mateo Iribarren), Macarena (Paulina Urrutia) y Miguel (Marcial Table), los cuales sabiendo que Coppa solo quiere aprovecharse de la situación, de todos modos intentarán ayudarlo. Aún así, será difícil que la misión finalice con éxito, incluso si logran dar con el actual paradero de Montalbán.

Benjamín Vicuña una vez más demuestra un talento impresionante en la pantalla grande, el cual ya habíamos logrado apreciar el 2004 tras su paso por la cuestionable “Promedio Rojo”, donde su actuación fue de lo poco rescatable, y su rol secundario en “Mujeres Infieles”. El cotizado actor sabe adentrarse en personajes complejos y traspasar esa energía hacia el público. Junto a la soberbia actuación de Alfredo Castro como Claudio, el demente con tendencias homosexuales que se convierte en su brazo derecho dentro del sanatorio, consiguen los mejores momentos dentro de “Fuga”. Es gracias a la gran actuación de Vicuña que la idea central en la cinta de Larraín, el deseo de liberación tras la locura, tomó peso y forma, demostrando una vez más que se pueden contar muy bien historias en este país que no necesariamente evoquen nuestro oscuro pasado histórico. Bueno, eso ya lo sabemos la mayoría, pero aún quedan algunos con nostalgias no resueltas.



Las actuaciones de Pauls, Urrutia, Iribarren y Table podrían haberse explotado mucho más, no quedado en el conciente colectivo solo la escena final, donde hay hasta violencia física por parte de los cuatro, y el momento en que nuestra actual Ministra de Cultura (Urrutia) aspira cocaína en un sorprendente primer plano. Luis Dubó como el pescador, Héctor Noguera como el médico tratante y María Izquierdo con Willy Semler como los padres de Eliseo, cumplieron con lo justo, ya que ni el guión ni la historia misma les exigían mucho más. Aún así, no puede hablarse de ninguna actuación que cojee o que no se complemente con los otros personajes con los que tuvieron que interactuar. Esto último ya es un mérito.

Pablo Larraín puede sacar cuentas alegre tras su primera incursión como cineasta. “Fuga” es un gran trabajo no solo en cuanto a producción, incuestionable a estas alturas, sino además en elementos tanto o más importantes, como dirección, historia y excelentes actuaciones. Gran trabajo también el de la edición, que supo llevar los tiempos mientras era retratado Eliseo Montalbán y su infierno personal, a la vez que Ricardo Coppa iba en su búsqueda. La música, elemento clave en la historia, tampoco queda al margen de los elementos técnicos mejor logrados, puesto que los acordes que acompañan los desvaríos del personaje de Benjamín Vicuña quedan perfectamente vívidos en el inconciente luego de finalizada la película.

En definitiva, un gran título que se agrega a nuestra cada vez más extensa lista de créditos nacionales. Recomendable de todas maneras.


Muy Buena





Ficha Técnica:

Nombre: Fuga
Director: Pablo Larraín
Género: Drama
Guión: Pablo Larraín, Mateo Iribarren, Hernán Rodríguez
Reparto: Benjamín Vicuña, Gastón Pauls, Alfredo Castro, Francisca Imboden, Alejandro Trejo, Héctor Noguera, María Izquierdo, Willy Semler, Mateo Iribarren, Marcial Tagle, Paulina Urrutia, Luis Dubó, Héctor Morales, José Soza
Producción: Juan de Dios, Pablo, Hernán Larraín, Cristina Littín
Música: Juan Cristóbal Meza
Fotografía: Miguel Joan Littín
Vestuario: Paola Saavedra
Maquillaje: Dora Roldán
País: Chile
Idioma: Español
Duración: 107 minutos
Link: http://www.fuga.cl/

1 comentario:

Jorge Valenzuela dijo...

Por su puesto que me daré mi vuelta por tu blog y leeré tu crítica sobre "Fuga", pero siempre te he dicho que lo haces muy bien hablando de cine, así que dale no más, entre más cinéfilos hagamos nuestra pega en el mundo de los blogs, mejor.

Saludos mister.