martes, abril 18, 2006

La Sagrada Familia - 'Nuestro Sacro Lado B'

... ¿Vale la pena ir a ver esta cinta? Por su puesto que sí. ¿Merece ser catalogada como una de las mejores películas chilenas del último tiempo? Definitivamente no, aunque claramente tendrá un lugar destacado en nuestra cinematografía, de eso no tengo la menor duda ...



La Sagrada Familia

NUESTRO SACRO LADO B




Parto señalando que como nunca antes sufrí presenciando una película en el cine. Y no es que la cinta chilena La Sagrada Familia de Sebastián Campos sea una mala película, todo lo contrario, sino que esa edición tan artesanal, basada en tomas de cámara que parecen hechas por un aficionado, lo más probable es que no solo a mí me provoquen náuseas, sino a muchas otras personas, tal como constaté el pasado ‘domingo de resurrección’, día en que asistí a ver esta elogiada historia sobre una familia chilena “tradicional”, la que precisamente vive los tres días finales de Semana Santa bajo un ambiente para nada santo.

Con varios pergaminos bajo el brazo, como los reconocimientos en festivales de cine como San Sebastián, Toulouse y Rótterdam, el joven director Sebastián Campos nos terminó por presentar su obra en suelo chileno, y justo en vísperas de fin de semana santo. Estrategia publicitaria o no, lo cierto es que “La Sagrada Familia” vino a poner un contrapunto con lo que fue el estreno hace una semana atrás de “Fuga”, de Pablo Larraín, y de paso, unirse a los acontecimientos recientes que han salpicado de duda y enojo a la Iglesia Católica. En efecto, así como el llamado “Evangelio de Judas” abrió la discusión sobre los textos apócrifos, esta nueva joyita del cine chileno pone en el tapete la falsedad de muchos católicos, al menos en Chile, nada menos que en fechas consideradas sagradas por ellos mismos, de la boca para afuera al menos.



Seamos honestos, “La Sagrada Familia” es una buena película, rupturista y provocativa como pocas, pero cuando solo se basa en esos argumentos para buscar la aprobación del público masivo, ávido por encontrar en las salas de cine lo que salvo en algunos canales de cable puede ver en una pantalla plana, como por ejemplo, una masturbación facial o un padre lamiendo a la pareja de su hijo, entonces tenemos que ponernos un cable a tierra y bajar de revoluciones a algunos que pretenden hacernos creer que solo con eso estamos hablando de cine moderno y con clase.

Que no se malentienda. Esta no es una crítica a Campos, quien además es el autor del guión, sino a esa inmensa minoría de intelectuales que rinde culto a cualquier historia donde hayan escenas de fuerte contenido erótico, o donde lisa y llanamente se busque exacerbar los ánimos de quienes se dicen conservadores. Estamos claros que ese tipo de propuestas vende, y mucho, pero por favor, pretender convertir en obra de culto a producciones que solo descoloquen a cierto tipo de público, no me parece del todo correcto.



“La Sagrada Familia” está dentro de esta categoría, aunque algunos no quieran aceptarlo. Es una película ideal para quienes quieran aplaudir a rabiar a dos actores jóvenes y talentosos, como lo son Patricia López y Néstor Cantillana, los que junto al experimentado Sergio Hernández se transforman en el trío principal de este rodaje. Sofía (López), una desenfadada estudiante de teatro, llega un viernes santo a encontrarse con su pololo Marcos (Cantillana), el cual la espera en su casa que está frente al mar. La idea es que pasen juntos ese fin de semana largo y ella además aproveche de conocer a su familia. Marcos es un apocado estudiante de arquitectura, con claros signos de querer cortar lazos con sus padres, interpretados por Sergio Hernández y Coca Guazzini, un matrimonio aparentemente unido y muy tradicional en lo valórico, especialmente en lo religioso.

Sin embargo, ahí es donde la cinta de Campos quiere ahondar, en el doble discurso y en la falsedad del llamado “chileno medio”. Porque así como siempre hemos escuchado, y conocido también, de las virtudes públicas y los vicios privados de muchos connacionales, la trama quiere hacer un paralelo entre el manoseado desenfado juvenil, a través del abuso de drogas y la promiscuidad sexual, con la inmoralidad que esconden aquellos que desean exhibir una imagen impecable frente al resto. A nadie debería extrañarles a estas alturas que dos hombres jóvenes den rienda suelta a su homosexualidad, Aldo (Mauricio Diocares) y Pedro (Juan Pablo Miranda), incluso ante la presencia de terceros, o que una mujer joven sea más liberal que su pareja y reparta estupefacientes a destajo, pero ver a un padre engañar a su propio hijo con su pareja, eso sí que provoca cierto escozor, más aún si ese padre de familia hace aspavientos porque ya no se respetan los días sagrados de Semana Santa.


Se trata de una película que logra crear polémica, y reitero, es buena, especialmente gracias al guión y las actuaciones, apuntando claramente a los dobles discursos, pero solo se queda en eso en cuanto a propuesta. Se busca provocar en base a reacciones, generadas por varias escenas encendidas, pero cuesta encontrarle un valor agregado más a algo como eso. ¿Qué debemos sacar como conclusión una vez finalizada la exhibición?, ¿es solo la historia de un grupo familiar lleno de inmundicias, o debemos generalizar a toda una sociedad? Tal parece que luego de los “ohhh” habrá que darse a la tarea de responder esta interrogante. Patricia López nuevamente demuestra que su fuerte es el cine y no la televisión, ya que otra vez su actuación en la pantalla grande (“La Fiebre del Loco”, “El Desquite”) es lejos muy superior a sus débiles performances en telenovelas. Su contraparte masculina es Sergio Hernández, superior incluso a Néstor Cantillana, aunque en el caso de este actor que le dio vida al padre hipócrita de la historia, su personaje tiene mucha similitud con roles que ya le hemos conocido en televisión.

¿Vale la pena ir a ver esta cinta? Por su puesto que sí. ¿Merece ser catalogada como una de las mejores películas chilenas del último tiempo? Definitivamente no, aunque claramente tendrá un lugar destacado en nuestra cinematografía, de eso no tengo la menor duda. Pero no confundamos las cosas, así como “Fuga” tiene entre sus mayores méritos el darle un buen tapabocas a quienes sostienen que el cine chileno debe ser solo testimonial y proclive a la memoria histórica, “La Sagrada Familia” tiene como único mérito el retratar situaciones y escenas que difícilmente hubiéramos visto años atrás a través de realizadores chilenos (felación, homosexualidad), y bajo un contexto de retiro religioso.

Independiente del implacable mareo producto del juego de cámaras, debido entre otras cosas a lo sui generis de las rodaciones, espero que mucha gente asista a ver este film de Sebastián Campos, el que tardó más de dos años en llegar a convertirse en el producto que es hoy. La provocación de este trabajo es buena, interesante y muy bien apuntada a través de los personajes, aunque a veces mezquina a la hora de los balances, siendo entonces el público el que decida si avala los pergaminos del extranjero, los aplausos del espectador más desenfadado o las dudas de quienes no se dejan seducir fácilmente por cualquier producto que se venda como ‘spice’. Las principales salas del país aguardan por ahora a quienes darán su veredicto final.


Buena






Ficha Técnica:

Nombre: La Sagrada Familia
Director: Sebastián Campos
Género: Drama
Guión: Sebastián Campos
Reparto: Néstor Cantillana, Patricia López, Sergio Hernández, Coca Guazzini, Macarena Teke, Mauricio Diocares, Juan Pablo Miranda
Producción: Ursula Budnik
Montaje: Sebastián Campos
Fotografía: Gabriel Díaz
Vestuario: Carola Espina
Música: Javiera y Los Imposibles
País: Chile
Idioma: Español
Duración: 99 minutos
Año: 2004
Link: http://www.lsf.cl

2 comentarios:

Jorge Valenzuela dijo...

Angélica, ni te imaginas las discusiones que he tenido con amigos sobre esta película.

Algunos babean y la consideran la mejor película chilena de la historia, otros son menos entusiastas y presentan reparos, aunque igual la consideran buena(en este grupo estoy yo), y otros definitivamente la consideran efectista, pretensiosa y sobrevalorada, en definitiva, mala a más no poder.

No soy de quedar bien con todo el mundo, porque si la encontrase mala lo hubiera dicho así sin más, pero en honor a la verdad no me entusiasmó demasiado, sin considerarla una mala película. Me sucede pocas veces, y esta fue una de esas.

Demian dijo...

Mi opinión sobre esta película:

PESIMA


Siendo justos, las actuaciones son excelentes, pero la pelicula (entendida como una forma de entretención) no logra atraer. Es lenta, el manejo de cámara marea (en la sala donde la vi un par de personas salieron a los 30min de comenzada la proyección con serios problemas de mareo/aburrimiento) y se hecha mano mucho al estereotipo (o acaso el gay-sufrido-no-asumido no ha llegado a ser un estereotipo hoy?).

Anyway. en lo que a mi respecta, una película sin nada nuevo y que no aporta mucho al cine chileno, casi tan descartable como "mujeres Infieles".