El Último Rey de Escocia
SOLO POR WHITAKER
Si me preguntaran por la primera gran decepción que me he llevado durante este inicio del año 2007, cinematográficamente hablando, esa sin duda que ha sido la nueva entrega del escocés Kevin MacDonald, quien como documentalista se ha anotado grandes títulos en su corta pero exitosa carrera, tanto así que la recreación que hizo sobre el drama del Siula Grande en 1985, y que hasta el día de hoy es motivo de debate en el mundo del montañismo, convirtió a su documental “Tocando el Vacío” en uno de los mejores estrenos del año pasado, título que se unió al oscarizado "Un Día de Septiembre". Pero tal parece que nada es eterno.
Hoy, salvo por la notable actuación de su protagonista, lo nuevo de MacDonald, El Último Rey de Escocia, está destinado a quedar solo como un trabajo más en los registros de su filmografía, mientras que en la del actor afroamericano Forest Whitaker quedará por siempre como su primer récord personal en materia de reconocimientos, tanto así que muy pocos apuestan en su contra a la hora de señalar al próximo ganador del Oscar 2007 en la categoría de mejor actor protagónico, estatuilla que obtendría la noche de este domingo 25 de Febrero.
Así es, porque para analizar esta aproximación a la figura de uno de los dictadores más sanguinarios del siglo XX, el ugandés Idi Amin, conocido también como Idi Amin Dadá, lo que más resulta llamativo es que exista una dicotomía tan grande entre el trabajo de dirección y de la otra actuación protagónica en este largometraje, dando como resultado que el único elemento destacable, y que finalmente logra salvar de una crítica lapidaria al film en su conjunto, es la interpretación del actor que le dio vida a Idi Amin, el engendro que terminó siendo el mismo hombre que los británicos instalaron en el gobierno de Uganda, para hacer frente a Milton Obote, el rival ugandés de Amin, pero que sin embargo perdió el apoyo de las grandes potencias.
Probablemente el sentimiento antibritánico de un director escocés, como lo es MacDonald, haya querido poner nuevamente en el tapete el cuestionado papel de países como Inglaterra o Estados Unidos en naciones tercermundistas en plena guerra fría, pero la mirada tan pobre y cercana a ese cine de suspenso predecible y pretencioso hizo que la historia de Nicholas Garrigan (James McAvoy), un joven médico escocés que buscando más aventuras que desarrollo profesional termina Uganda, sucumbiera por largos minutos en una historia que pretendió mantener lazos con el género documental, especialmente a través de la descripción que realiza de la pobreza y el atraso en las zonas rurales de África, pero que muy poco deja de la realidad que los ugandeses debieron enfrentar bajo el yugo de Amin y sus colaboradores.
Garrigan se deslumbra luego de llegar a Uganda, tras rechazar comenzar su odisea por Canadá, y termina siendo el colaborador favorito de Amin (Whitaker), quien siempre ha mostrado predilección por los escoceses y su cultura, y aunque este médico ingenuo y vividor considera tosco y grotesco a su nuevo protector, no duda mayormente en enrolar la lista de su oscuro grupo de gobierno, sin imaginar que él mismo podría convertirse en un monstruo cuando comience a ver más allá de lo evidente, algo que tampoco consideró a la hora mantener amoríos con una de las esposas del dictador. En definitiva, toda una coctelera de elementos que fascinarán a los amantes de la acción y el suspenso, pero que dejará boquiabiertos a quienes esperen ver recreada a la Uganda diezmada de los setenta. Hasta los sucesos ocurridos en el aeropuerto de Entebbe en 1976, con los pasajeros israelíes secuestrados por milicianos palestinos, fueron una simple comparsa dentro del thriller que los guionistas se esmeraron en diseñar.
Forest Whitaker está mejor que nunca en su rol de Amin, las críticas y los premios que antecedieron su llegada a nuestra cartelera, entre ellos el Globo de Oro, no eran en absoluto desproporcionados, confirmando lo que todos ya sabíamos desde hacía más de una década, que el talento de este norteamericano solo fue eclipsado por ese vergonzoso desprecio de la industria estadounidense por los actores que se escapan demasiado del molde de chicos lindos de Hollywood. Pero lo más impresionante del desempeño de Whitaker, es cómo su sola presencia logra inclinar un poco la balanza para no hundir un film extremadamente simplón en su argumento, y del cual muchos esperábamos bastante más. El pelirrojo James McAvoy sin embargo queda en deuda, no solo su actuación fue opacada cien por ciento por Whitaker, sino que además deberá pedirle explicaciones a su compatriota MacDonald por hacerlo transitar en medio de un guión bastante deficiente. Las norteamericanas Kerry Washington y Gillian Anderson, totalmente reemplazables.
Es un tanto decepcionante, pero la que se suponía iba a ser la contraparte británica de “Diamante de Sangre”, en relación a retratar los dramas que se viven en el continente negro, la verdad es que no pudo con las expectativas, salvo en la superioridad de Whitaker frente a Di Caprio. Idi Amin quizás no predijo su muerte de manera certera, como fanfarroneaba, pero al menos gracias a la notable actuación del grueso actor con párpado caído, su nombre desde ahora quedará vivo por siempre.
Buena
Ficha Técnica:
Nombre: El Último Rey de Escocia (The Last King of Scotland)
Género: Drama, Thriller
Dirección: Kevin MacDonald
Guión: Peter Morgan y Jeremy Brock. Basado en la novela de Giles Foden
Reparto: Forest Whitaker, James McAvoy, Kerry Washington, Simon McBurney, Gillian Anderson
Producción: Andrea Calderwood, Lisa Bryer y Charles Steel
Fotografía: Anthony Dod Mantle
Música: Alex Heffes
Montaje: Michael Hudecek y Nadine Muse
País: Reino Unido
Idioma: Inglés
Duración: 121 minutos
Año: 2006
Link: http://www.foxsearchlight.com/lastkingofscotland/
Trailer
No hay comentarios.:
Publicar un comentario